martes, 3 de enero de 2012

El "comercio del agua"(2)

La tradicional nomiya (tienda de bebidas), con su farol de papel rojo en el exterior tuvo, a partir de 1950, un serio rival. El tono era ostensiblemente estadounidense. Vistiendo a la moda occidental, las chicas de alterne que seducían a los clientes para que bebiesen se llamaban, y se llaman, anfitrionas (también conocidas por su nombre inglés, hostesses), y los propietarios del establecimiento eran las mama-san (dueñas) o lo masutaa (dueños). Estos personajes, creadores del mizu shobai, causaron la desaparición de las teterías y de las geishas, y sus establecimientos crecieron en número, categoría y precio.

Aunque desde la última recesión económica hay menos bares de alterne, sobre todo en Ginza (uno de los barrios más adinerados de la capital nipona, Tokio), la mayoría siguen siendo muy caros. Una minoría comercia con la prostitución, pero no en los mejores clubes.

Los bares de alterne están lujosamente decorados y cuentan con un grupito de chicas bonitas que engatusa y adula al cansado ego del salaryman (hombre de negocios), mientras sirven bebidas y encienden cigarrillos. También acompañan cantando a dúo en el karaoke, a menudo hasta agotar al conjunto del local. Se da algún que otro coqueteo, pero nada más. No obstante, existen excepciones, y las hay que andan a la caza de un acaudalado danna (señor) que las mantenga como mekake (amantes), y rara vez como esposa.

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