Más del 50% de la ciudad quedó calcinada por los ataques aéreos y tuvo que ser reconstruida una vez finalizada la contienda. El período de postguerra para un país que se encontraba en el bando de los perdedores fue muy duro, pero, aún así, la influencia de los norteamericanos en suelo japonés fue crucial para el resurgir del país asiático. Tokio renació de sus cenizas. El paisaje de la ciudad había cambiado y las antiguas casa de madera eran sustituidas por grandes torres de cemento a semejanza de las grandes metrópolis del país que les había causado tanta destrucción.
Japón se había subido a un nuevo tren, el de la modernidad, que llevaría al país, pocas décadas después, a convertirse en la segunda potencia mundial por detrás de Estados unidos. En pocos años los norteamericanos pasarían de enemigos acérrimos del Japón militarista y expansionista a convertirse en el principal aliado de un país que buscaba iniciar la aventura del capitalismo.
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