La guerra contra Rusia (1895-1905) servirá para que Japón consiga hacerse un hueco dentro del contexto internacional. Después de la humillación de la triple intervención el país tuvo la sensación de necesitar un acto de fuerza para devenir un estado moderno dentro de las relaciones internacionales. Se interesarían por las cuestiones que afectaban a Corea hasta que durante las insurrecciones en la península, el rey coreano pida ayuda a los rusos y estos empiecen a desplegar sus redes de influencia en la península coreana.
Al mismo tiempo, la China entregaría Lia dong a los rusos para que estos puedan explotar sus recursos naturales. Un acto que terminó por encender las iras de los japoneses. La guerra terminaría cayendo del lado del país nipón y en el tratado de Portsmouth (1905) Japón recuperó Corea, se hizo con el control de las islas Sahalin y fue indemnizado económicamente por Rusia.
Al mismo tiempo, la China entregaría Lia dong a los rusos para que estos puedan explotar sus recursos naturales. Un acto que terminó por encender las iras de los japoneses. La guerra terminaría cayendo del lado del país nipón y en el tratado de Portsmouth (1905) Japón recuperó Corea, se hizo con el control de las islas Sahalin y fue indemnizado económicamente por Rusia.
Japón se convertía en el primer país no europeo en vencer una potencia del viejo continente. A nivel internacional, ya era un actor importante que, a partir de ese momento, decidirá centrarse en consolidar sus colonias con objetivos de aumentarlas.
Dentro de este contexto concluiría la Época Meiji. Un hecho que desembocó en un fuerte pesimismo por el final de una era. De 1912 a 1926 Japón vivió la llamada democracia Taishô, donde el gobierno del país fue presidido por los máximos representantes de los partidos políticos del Seiyûkai y el Dôshikai de forma alternativa.
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