Esta teoría pronto le acarrearía problemas con el shogunato (gobierno militar) y los regentes del clan Hojo. Tras un fallido intento de asesinato , huyó a una ermita en Kamakura, pero su hábito de enviar cartas y peticiones a las autoridades exigiendo reformas no dejaron de crearle enemigos.
En 1270, el monje, que en una ocasión dijera de sí mismo que era el hombre más intratable de Japón, fue arrestado y condenado a muerte. Según escribe el mismo Nichiren, en el momento en que el verdugo alzó la espada, una bola de fuego cruzó el cielo y le arrebató el acero.
Nichiren fue indultado, pero acabó desterrado en la remota isla de Sado-ga-shima. Sus seguidores, agrupados bajo el nombre de Hokka, erigieron un templo en las cercanías del patíbulo para recordar el lugar del milagro. Se trata del templo de Ryoko-ji, situado apenas a unos minutos de la estación de Enoshima.
Las doctrinas de la secta creada por Nichiren han dado argumentos a no pocas manifestaciones de carácter nacionalista radical.
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