Primero, tuve que visitar la oficina para extranjeros donde se me otorgaría el registro de residente, necesario para establecer una vivienda fija durante todo este año. Luego, las gestiones relacionadas con el teléfono móvil, ponen pegas para todo pero al final pude contratar una tarifa que me ofrecía envíos de mail gratis a cualquier compañía. La siguiente operación fue la revisión médica que la universidad había programado antes de empezar las clases. Ir a un hospital sin apenas entender nada de japonés fue toda una aventura.
Y pensar que en España tenemos móviles y abrimos cuentas de banco en escasos minutos... De todos modos, pasé los trámites sin lamentar mayores consecuencias y ahora puedo disfrutar de la vida nipona sin preocuparme de papeles y otras cuestiones administrativas.