sábado, 30 de julio de 2011

El sake blanco de Shôjô (3)

Mamikiko enfadado reprendió a las criaturas por su comportamiento, pero uno de ellos habló: Evidentemente aún no te has dado cuenta de que soy un Shôjô y que vivo cerca del palacio del dragón del Mar. Cuando supe de la portentosa aparición del monte Fuji quise venir hasta aquí para observar el milagro con mis propios ojos pues sé que un suceso de tal magnitud sólo puede presagiar la prosperidad y la perpetuidad de Japón. Mientras disfrutaba de toda esta belleza, apareció Koyuri y tuve la suerte de poder salvar la vida de su padre entregándole un poco de sake sagrado que devuelve la salud y la longevidad a los hombres y que, a nosotros los Shôjo, nos hace inmortales. Como el padre de Koyuri es un hombre bueno y honrado el sake ejerce sobre él todas sus bondades; sin embargo, en ti y en quienes como tú son tacaños y egoístas, el sake es como un veneno.

¿Veneno? –aulló Mamikiko desesperado- ¡Buen Shôjô, apiádate de mí y sálvame la vida¡ El Shôjô le entregó unos polvos diciendo: Tómate esto con sake y arrepiéntete de tu maldad. Mamikiko hizo lo que el Shôjo le había dicho y comprobó que el sake le sabía ahora delicioso.

Se hizo muy amigo de Yurine y años después se fueron juntos a vivir al pie del monte Fuji, donde se dedicaron a destilar sake blanco del Shôjô y allí vivieron durante trescientos años.

viernes, 29 de julio de 2011

El sake blanco de Shôjô (2)

Yurine tenía un vecino llamado Mamikiko, que sintió celos cuando supo que Yurine había conseguido sake. Mamikiko deseaba una taza de sake más que nada en este mundo así que llamó a Koyuri y, quitándole la cantimplora, le dijo: ¡Déjame probar de ese sake! Entonces bebió ávidamente pero, con gesto asqueado, exclamó: ¡Esto no es sake! ¡Es agua sucia! Muy enfadado comenzó a golpear al muchacho mientras gritaba: ¡Llévame con esas criaturas rosadas de las que me has hablado! Les pediré sake del bueno y espero que esta azotaina que te he dado te sirva de advertencia para que jamás vuelvas a gastarme una broma como ésta.

Koyuri y Mamikiko caminaron por la playa hasta llegar al lugar donde las criaturas de pelo rojo estaban bebiendo. Cuando Koyuri la vio comenzó a llorar. ¿Por qué lloras? –preguntaron-. ¿Acaso tu padre no bebió todo el sake que te dimos?

No –respondió el muchacho-, la desgracia ha llamado a mi puerta. Este hombre que me acompaña, Mamikiko, tomó un trago de sake, lo escupió y tiró el resto. Dice que le he gastado una broma y que he metido agua sucia en la cantimplora. Si fuerais tan amables de darme un poco más de sake para mi padre…

Los seres de pelo rojo rellenaron la cantimplora del muchacho mientras se reían entre dientes de la experiencia de Mamikiko. Yo también quiero una taza de sake. ¿Me daréis un poco?, preguntó este.

Los seres rosados accedieron y el avaricioso Mamakiko cogió la taza más grande que pudo encontrar, la llenó de sake y aspiró el delicioso olor del preciado líquido con una sonrisa en los labios. Pero en cuanto tragó la bebida, tuvo asco y vomitó.

jueves, 28 de julio de 2011

El sake blanco de Shôjô (1)

Después de la efeméride de los 200 artículos el blog sigue adelante. Hoy os presento otra historia que se incluye dentro de la literatura mitológica de Japón: El sake blanco de Shôjô. El Shôjô es un monstruo marino de cabellos rojizos y brillantes, al que le gusta mucho el sake blanco. La siguiente leyenda trata de estas criaturas y su devoción por esta bebida.

El día siguiente del nacimiento del monte Fuji, un hombre muy pobre llamado Yurine, que vivía cerca de la montaña, se puso enfermo. Yurine sabía que sus días estaban contados y, antes de morir, deseaba más que nada beber una taza de sake. Desgraciadamente, en la pobre cabaña donde transcurrían sus últimos días no había sake así que su hijo, Koyuri, quién solo deseaba satisfacer a su padre moribundo, cogió su cantimplora y se puso en marcha para buscar la deseada bebida.

Caminó un tiempo a lo largo de la playa hasta que se encontró con dos criaturas de aspecto extraño, de largas melenas rojizas y piel rosada como la flor del cerezo. Llevaban alrededor de la cintura un fajín verdoso realizado con algas marinas. Koyuri se acercó un poco más y comprobó que estaban bebiendo sake de grandes tazas planas y, continuamente, las rellenaban con el contenido de una jarra de piedra.

Mi padre se está muriendo –dijo el muchacho-, y su último deseo es tomar una taza de sake antes de abandonar este mundo. Pero somos pobres y no sé cómo puedo hacer posible su deseo.

Llenaré tu cantimplora con este sake blanco, respondió una de las criaturas. Así lo hizo y Koyuri corrió a llevarle el sake a su padre. El anciano bebió gustoso el preciado líquido. Tráeme más –dijo-, pues éste no es sake normal. Me ha dado fuerza y siento que la vida vuelve a correr por mis viejas venas.

Koyuri regresó a la playa donde las criaturas de pelo rojizo le entregaron más sake: le dieron bebida para cinco días, transcurridos los cuales Yurine estaba completamente recuperado de su enfermedad.

Historia sacada de Mitos y Leyendas de Japón de F. Hadland David

miércoles, 27 de julio de 2011

Felicidades!

Y llegamos al post número 200. El blog se ha hecho mayor de edad gracias todos vosotros, los lectores, que me habéis dado ánimos para seguir siempre adelante.

La aventura empezó en julio de hace dos años y durante este tiempo he tenido la oportunidad de visitar Japón dos veces y cargar gran cantidad de viajes, anécdotas y conocimientos en mi mochila que luego os he ido contando a través de mis artículos. Llegados a este punto, el presente y futuro del blog está asegurado y es que aún me quedan gran cantidad de historias por contar.

Deseo que sigáis visitando este pequeño rincón virtual y continuéis aportando vuestro granito de arena para que siga creciendo la comunidad de amantes del país nipón. No me queda más que volver a daros las gracias por estos dos años. 本当にありがとうございました。ブログにけて読んでくれるよ!

martes, 26 de julio de 2011

La dieta del arroz, el gohan

El artículo de hoy difiere un poquito de la línea que he seguido hasta ahora en el blog. Y es que presento uno de las recetas básicas de la gastronomía japonesa, elgohan o arroz blanco.

La inmensa mayoría de los platos se acompañan con gohan, que constituye la base dietética de la mayoría de los japoneses. En todas las casas hay una suihanki, utensilio que se dedica exclusivamente a hervir arroz. Resulta muy práctico, es limpio y permite tener siempre a punto el arroz. Preparar gohan no es un proceso complicado, aunque sí resulta algo largo.

Los pasos a seguir son:

1- Lavar el arroz bajo un chorro de agua fría. Colocarlo en un bol con abundante agua y remover con fuerza para ir limpiando los granos. Escurrir en un colador y mezclar el arroz con la mano, haciendo presión para que los granos no se froten entre sí. Añadir agua, remover y volver a colar. Repetir la operación diez o doce veces.

2- Poner el arroz limpio en una cazuela, cubrir con agua fría, tapar y dejar reposar durante 30 minutos.

3- Poner la cazuela a fuego fuerte hasta que rompa a hervir. Meterla en el horno, precalentado a 180º C, y dejar cocer durante unos 20 minutos.

4- Retirar la cazuela del horno, dejar reposar unos diez minutos antes de removerlo ligeramente (con cuidado para no romper el grano).

Ya tenemos listo el plato que acompañará a cualquiera de nuestras comidas. できあがりました、いただきます!Que aproveche!