Como veo que os gustó el post sobre Camboya y las ruinas de Angkor Bat me he decidido a publicar otro artículo sobre mis vacaciones. Es el turno de Tailandia.
Este país del Sureste Asiático es uno de los destinos más solicitados, ya sea por sus paradisíacas playas o por sus grandes extensiones de verdes y frondosos bosques. Estuvimos más de diez días recorriendo gran parte de la geografía tailandesa. De norte a sur empezando por la capital, Bangkok, bajando luego a las playas de agua cristalina del suroeste, para terminar cruzando el territorio y disfrutar de la costa este del país asiático.
En Bangkok pudimos observar el culto que profesan los tailandeses hacia su rey, Bhumibol Adulyadej, y la relación que mantienen con la religión budista a través de una gran cantidad de templos repartidos por toda la ciudad. Las calles llenas de vida, permanecían abarrotadas de tenderetes de todo tipo a lo largo del día, como si de pequeños mercados se tratara. No era difícil encontrar un puesto de fruta al lado de un vendedor de grillos, arañas y cucarachas fritas.
Una ciudad de más de seis millones de habitantes, que también sabe divertirse con zonas de ocio importadas de occidente. Tiendas de ropa, restaurantes y cines están a la orden del día en los megalómanos centros comerciales.
Una curiosidad: el método de transporte más usado por los extranjeros en la capital es el Tuk-tuk, una especie de ciclomotor que, a precios más baratos que los típicos taxis, pueden llevarte a cualquier lugar de la ciudad previo regateo con el conductor.
De las playas !Qué decir! Una imagen vale más que mil palabras como se suele decir. Tan sólo comentar que pudimos disfrutar de la cala en la cúal se grabó la película de Leonardo di Caprio, The Beach (La playa). Os dejo con las fotos.