domingo, 26 de septiembre de 2010

Burocracia en Japón

Explicar lo que me ha ocurrido este mes en Kyoto es difícil de plasmar en tan poco espacio. Desde que llegué el día 4 de setiembre no he parado.

Primero, tuve que visitar la oficina para extranjeros donde se me otorgaría el registro de residente, necesario para establecer una vivienda fija durante todo este año. Luego, las gestiones relacionadas con el teléfono móvil, ponen pegas para todo pero al final pude contratar una tarifa que me ofrecía envíos de mail gratis a cualquier compañía. La siguiente operación fue la revisión médica que la universidad había programado antes de empezar las clases. Ir a un hospital sin apenas entender nada de japonés fue toda una aventura.



Finalmente, tuve que lidiar con las finanzas japonesas. Crear la cuenta del banco en Japón, como en cualquier parte del mundo, significa cobros de tasas y comisiones por todo. Sin duda, sacar dinero en este país no es cosa fácil, ni tampoco gratis. Aún así, con el apoyo de los asistentes de la universidad fue todo un poco más fácil y es que, sinceramente, creo que si me dejan sólo ante el peligro me hubiera vuelto loco.

Y pensar que en España tenemos móviles y abrimos cuentas de banco en escasos minutos... De todos modos, pasé los trámites sin lamentar mayores consecuencias y ahora puedo disfrutar de la vida nipona sin preocuparme de papeles y otras cuestiones administrativas.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Desde Kyoto

Después de varias jornadas en Japón haciendo papeleo y comprando varias cosas imprescindibles para hacer una vida digna en este país (móvil y portátil así como haciendo la cuenta del banco y el registro civil para extranjeros) creo que estoy dispuesto a volver a escribir en este espacio. Perdonad la tardanza.

Kyoto es una ciudad increíble. Llevo más de 15 días descubriendo sus calles y aún me cuesta orientarme debido a sus dimensiones. Un país que no deja indiferente a nadie y que permite disfrutar de su gente, su cultura y su gastronomía en cualquiera de sus pueblos y ciudades. Dejando a un lado sus impresionantes atractivos turísticos en forma de templos, castillos y jardines (Kinkakuji, Ginkakuji, Kyomizudera, Ryôan-ji, el castillo Nijôjo o el barrio de Gion entre muchísimos otros), la ciudad de Kyoto cuenta con un sinfín de zonas de ocio, donde los jóvenes entran y salen de los karaoke mientras hacen una pequeña parada en la multitud de restaurantes que abarrotan las calles de la ciudad imperial.


La vida en Kyoto es completamente diferente a la de Tokyo, donde la gente parece vivir estresada por su trabajo cogiendo trenes a todas horas. Poder ir en bicicleta a cualquier parte de la ciudad no tiene precio.

A partir de ahora intentaré ir escribiendo asiduamente si las clases y su volumen de trabajo me lo permiten. Nada más por mi parte, saludos y hasta la próxima!

martes, 31 de agosto de 2010

Un año después vuelvo a Japón!

Hace un año, por estas fechas, emprendí mi primer viaje a Japón. Durante el mes que estuve estudiando allí, quedé prendado de todo lo que rodeaba al país del sol naciente. Su gente, sus costumbres, la comida, los paisajes y un sinfín de experiencias que conocí de primera mano y que os fui contando a través de este mismo blog.

Un año después vuelvo a hacer la maleta. Una maleta mucho más grande. La beca que me otorgaron me permitirá estudiar durante un año en una universidad de Kyoto y de este modo, poder terminar mis estudios en Asia Oriental. Una experiencia que, sin duda, aprovecharé al máximo y que podréis ir siguiendo en esta misma página.



No me queda nada más que decir, solamente 読んでくれるありがとうございます! またね!(Gracias por leerme y hasta pronto!)

sábado, 28 de agosto de 2010

Jizô el protector de los niños

Jizô, el dios de los niños y el que calma las tempestades, es una de las divinidades budistas más queridas, cualidad que comparte con Kannon, la diosa de la Misericordia. Los dioses más populares, tanto en Oriente como en Occidente, son siempre aquellos que poseen las cualidades más humanas, cualidades antropomórficas. Jizô, pese a ser de origen budista es esencialmente japonés y encarna a innumerables mujeres japonesas, que anhelaron proyectar en el Más Allá la imagen de una deidad que fuera a la vez Madre y Padre de las almas de sus retoños. En esto consiste básicamente la figura de Jizô, un dios de corazón femenino no susceptible de ser analizado en pesados debates teológicos.

Un estudio detallado de la naturaleza de Jizô revela todas aquellas cualidades ideales de la mujer japonesa: el amor, el sentido de la belleza y su infinita compasión (cualidad primordial de los Bodhisattva –héroe de la compasión- en el Budismo mahayana). Esta deidad posee también toda la sabiduría del Buda Histórico (Siddhartha Gautama), con la salvedad de que Jizô prescindió del nirvana para poder convertirse en el compañero de juegos y protector divino de todos los niños japoneses. Es el dios de las sonrisas, enemigo de los espíritus malévolos y el único que puede reconfortar a una madre cuyo hijo falleció.

Para la mujer japonesa que ha tenido que enterrar a su pequeño, todos los ríos conducen sus aguas de plata al lugar donde el siempre bondadoso Jizô está aguardando. Por eso las madres que han tenido tal desgracia escriben oraciones en pequeñas tiras de papel y las dejan en las aguas de los ríos para que la corriente las arrastre hacia el gran Padre y Madre espiritual, que responderá a sus peticiones con una afable sonrisa.




El cauce seco del río de las almas

Bajo la tierra discurre el Sai-no-Kawara (cauce seco del río de las sombras). Éste es el lugar al que van los niños cuando mueren. Allí los pequeños juegan con el sonriente Jizô y construyen pequeñas torres de piedras que jalonan todo el cauce del río. Las madres de los niños, en el mundo de los vivos, también construyen torres de piedras alrededor de las imágenes de Jizô pues estas pequeñas construcciones representan oraciones; son también protecciones contra los oni, o espíritus malignos. A veces, en el cauce seco del río de las almas, los oni consiguen una victoria temporal y derriban las torres levantadas por los pequeños espíritus de los felices niños. Cuando sucede algo así, las risas se apagan y los pequeños corren buscando la protección del risueño Jizô. Éste los oculta bajo sus largas mangas y espanta a los oni de ojos rojos con su sagrado báculo.

El lugar en el que moran las almas de los niños es sombrío y gris; oscuras colinas y valles bordean el camino que recorre el Sai-no-Kawara. Todos los niños llevan vestimentas blancas y, si de vez en cuando los espíritus malvados los asustan, Jizô siempre seca sus lágrimas y hace que regresen a sus juegos infantiles.

Historia sacada de Mitos y Leyendas de Japon. F. Hadland Davis. Satori Ediciones. 2008.

jueves, 26 de agosto de 2010

El Richard Gere japonés

Hablar de política en Japón es una cuestión compleja. Cinco han sido los primeros ministros que han tomado el mando desde que en 2006 Junichiro Koizumi abandonara las riendas del órgano ejecutivo nipón. Es decir cinco primeros ministros en cinco años.

En este aspecto, Koizumi es un caso especial. Apareció por primera vez en las elecciones a la Dieta Nacional de 2001, donde su partido, el Partido Liberal Democrático (LDP), obtuvo los mejores resultados de su historia. Un hombre excéntrico, atractivo dirán algunas (se le llegará a comparar con Richard Gere) y diferente a todo lo visto hasta la fecha. Koizumi terminaría siendo Primer Ministro gracias al apoyo, por primera vez, de todas las prefecturas en bloque que consiguieron dejar a un lado el gran poder de las facciones del LDP.

Koizumi diseñó su primera campaña con el objetivo de eliminar las “familias internas del partido” y así terminar con la corrupción que estas generaban. De algún modo, se ponía en contra de todos aquellos que no aceptaban la “reforma política” (terminar con el caciquismo existente dentro de los partidos y la corrupción que ello conllevaba). Una reforma que él enfocó en la privatización de correos.
Se convirtió en un Primer Ministro carismático, con aires americanos y con unas ideas transgresoras y liberales que buscaban dar un giro de 180º a la estancada política nipona. Koizumi fue capaz de reestructurar su propio partido desde dentro poniendo punto y final al poder de las facciones, eliminando las disidencias internas e incluso haciendo ver al electorado que él era sinónimo de cambio. Su lema: para cambiar Japón, si hace falta destruiré al LDP.
Propuso privatizar correos, una entidad que, en Japón, actúa como principal caja de ahorros y donde la mayoría de ciudadanos tiene abierta una cuenta corriente. Koizumi pensaba que con el dinero generado por la privatización el LDP sería capaz de otorgar préstamos a las zonas rurales, financiar grandes proyectos de obras públicas, ayudar al sector de la construcción y en última medida, terminar con la deuda que el país acarreaba desde hacía años. En definitiva, un negocio que generaría grandes ingresos dentro de las arcas públicas.



Su propuesta fue aprobada finalmente en la Cámara baja, pero no así en la Dieta Nacional, donde sería revocada por los miembros del LDP. Seguro de sus posibilidades decidió disolver la Cámara baja y convocar nuevas elecciones el 11 de setiembre de 2005. Los resultados volvieron a ser sorprendentes consiguiendo otra vez mayoría absoluta. Aún así, tuvo que enfrentarse a su propio partido para mantener los ideales por los que tanto había luchado y finalmente romperá el statu quo de la política japonesa con una propuesta electoral que pasará a los anales de la historia.

Americanizará la campaña de 2005 y con su idea de privatizar correos será capaz de “esconder” temas de la agenda política como la reforma de la Constitución o la guerra de Irak. Conseguirá mediatizar todo el proceso haciendo que los medios de comunicación, poco receptivos a la política hasta entonces, se hicieran eco de todo. Enviará los apodados asesinos de Koizumi (personajes mediáticos como cocineros, modelos, presentadores de televisión, etc.) a las circunscripciones electorales para hacer campaña por los candidatos de su partido y de paso conseguirá movilizar a las mujeres y a los jóvenes, muy poco interesados en la política.
Sin duda, un primer ministro que no pasó de puntillas por la política japonesa y que, probablemente, no quedará en el olvido.

martes, 24 de agosto de 2010

Malos tiempos para visitar Japón

El artículo de hoy lo “dedico” a todos aquellos que como yo nos vamos a Japón a estudiar en un plazo de dos a tres semanas. Se acerca la fecha señalada y hacer cábalas y ecuaciones, así como agobiar a los distintos bancos y cajas del país para buscar el mejor cambio posible se ha convertido en nuestro pan de cada día. La relación euro/yen ha bajado sobremanera en las últimas fechas. El año pasado 1€ lo cambiaban a 136¥, ahora mismo con 1€ sólo nos dan 106¥. El contexto macroeconómico de crisis y la noticia, que ya publiqué hace un par de días, en la que China se aupaba al segundo puesto de las economías mundiales tienen parte de culpa de la actual situación del yen.

El yen se ha convertido estos días en el punto de mira de los profesionales bursátiles de todo el mundo. Los rumores surgidos en relación a la moneda nipona y la decisión del Gobierno Japonés de no intervenir en los mercados centraron la atención de los inversores, al mismo tiempo que el yen pasaba a ser el protagonista del mercado Forex.

En una conversación telefónica entre el primer ministro japonés, Naoto Kan, y el jefe del Banco de Japón, Masaaki Shirakawa, se acordó trabajar conjuntamente sobre la apreciación del yen, aunque se evitó tomar medidas adicionales de alivio monetario. Este último detalle es uno de los motivos que llevaron a los operadores a inclinarse por el yen. Una moneda que, comenzaba el mes en máximos de 15 años. Unos máximos que pronto se irían ajustando ante las especulaciones que apuntaban a que el Banco de Japón podría adelantarse a la presión del Gobierno por alivios monetarios. No ha sido así. Aunque el Ejecutivo ya está estudiando la manera para evitar apreciaciones de su moneda.

Lejos de su propósito, el yen se acercaba hace un par de días a su mayor nivel frente al dólar desde 1995. Y es que es poco probable que el Banco de Japón tome medidas antes de la reunión ordinaria de política monetaria de los días 6 y 7 de septiembre. Sólo podrían haber cambios si el yen se encaminase a su minimo histórico por debajo de las 80 unidades por dólar, a un ritmo de 2 a 3 yenes por día.

El Gobierno está tratando de diseñar una serie de medidas para comienzos de septiembre con miras a respaldar la economía, entre las que podría incluirse la extensión de los subsidios para la compra de electrodomésticos que emplean energía limpia y para la compra de viviendas para estimular el gasto del consumidor.


Noticia publicada por el periódico El Econ0mista del día 24 de agosto de 2010

domingo, 22 de agosto de 2010

Japón, cuna de las artes marciales

Los países del Asia Oriental como Japón son conocidos por la gran variedad de artes marciales que practican. El sumo es un deporte originario del país nipón, quizás el más conocido, pero existen gran cantidad de prácticas que llegaron de China con el budismo. Los conceptos necesarios para llevar a cabo cada una de estas disciplinas los desarrollaron los monjes al crear técnicas para defenderse de los bandidos a lo largo de sus viajes.

Las artes de lucha más antiguas son el kenjutsu (basado en el arte de la esgrima de los samuráis), el jûjutsu (se combate sin usar armas de la época medieval –Edo-) y el kyûjutsu (arquería del período Kamakura ). En cada una de estas artes marciales aparece el sufijo –jutsu, que traducido a nuestra lengua vendría a ser algo como “habilidad”. Más tarde, durante el Período Meiji, la “habilidad” sería sustituida por el “camino” o el –do.

Las artes marciales siempre incluyeron en su definición tanto la disciplina espiritual como el entrenamiento corporal, aunque el énfasis se inclinó hacia la primera durante el siglo XIX. El kendo (camino de la espada) fue incluido en el plan de estudios nacionales durante el siglo XIX y parece que aún se practica en escuelas y universidades. Lo mismo puede decirse del kyûdo (arquería), cuyos principios espirituales provienen de la rama budista zen. Todas estas disciplinas se enseñan en las escuelas dojo. La mayoría utilizan el sistema de grados dan, en el que se mide la pericia del primer al sexto dan, que corresponde a los cinturones de color que se llevan puestos; el negro suele simbolizar el nivel más alto.



Por su parte, encontramos el deporte o arte marcial más conocido fuera de Japón, el judo. Se trata de una síntesis de jûjutsu, formación espiritual y otras artes de lucha más antiguas que incluyen llaves y derribos. Fue creado a principios del siglo XIX y en la década de los 1930 se convirtió en deporte nacional aunque poco después, con la ocupación americana, fue prohibido como todas las demás disciplinas. En 1964 y coincidiendo con la celebración de las Olimpíadas en Japón, el judo sería incluido como especialidad olímpica.

El kárate (manos desnudas), considerado un pariente cercano del kung-fu, es de origen chino. Fue muy practicado en Okinawa tras su introducción en el siglo XIV, aunque no llegaría al Japón central hasta principios del siglo XX. Similar a otras muchas artes marciales en cuanto a su demanda de dedicación y concentración espiritual utiliza diversos golpes con manos, puños y pies y difiere de las demás disciplinas por un declarado énfasis en el ataque.

Finalmente, el aikido. Creado en la década de 1920 y basado en artes antiguas de autodefensa es la más espiritual de todas las artes marciales. La clave de esta práctica se encuentra en derribar al oponente utilizando su propio impulso. El aikido, que toma prestados algunos movimientos de la danza clásica japonesa, incluye también la meditación zen a fin de facilitar el flujo de chi, la fuerza vital, a través del cuerpo del practicante.

La gran mayoría de estas artes marciales se pueden practicar ya en nuestro país. Muchos gimnasios ofrecen la posibilidad de iniciarse en jûjutsu, kyûdo, judo, kárate o aikido, sólo hace falta buscar un poco y averiguar cuál es el sitio que más os convenga.

viernes, 20 de agosto de 2010

China desplaza Japón como segunda potencia mundial

Hace ya un tiempo que no escribo un artículo económico y creo que ya va siendo hora. Se veía a venir y finalmente China ha desplazado Japón como segunda potencia económica mundial. El único país que aún parece fuera del alcance del gigante asiático son los Estados Unidos, aunque algunos analistas como Goldman Sachs o Pricewaterhouse Coopers empiezan a ver el final de la hegemonía norte americana a partir de la siguiente década.

Cuatro años atrás China superó a Gran Bretaña, luego sucumbió Alemania y la última víctima ha sido Japón, que parecía resistirse. Un ascenso meteórico, el de China, que en el segundo trimestre descabalgó Japón de la segunda plaza. El producto interior bruto de Japón entre abril y junio creció tan sólo un 0,4% a ritmo anual, muy por debajo del 2,3% que esperaban sus dirigentes, y un 0,1% respecto al trimestre anterior. Con estos datos, el PIB nominal japonés ascendió a los 1,286 billones de dólares, por debajo de los 1,335 billones de China. Parece que el ritmo de crecimiento chino, un 9%, frente al 3% de Japón hace vaticinar un relevo inminente en la segunda posición de este ranking de economías mundiales.

Estados Unidos, Japón y Europa han confiado durante la crisis en la fuerte demanda china, que seguía creciendo a ritmos impensables para cualquier otro país. Aún así parece que esta demanda no será suficiente para que Japón abandone la época de recesión económica que vive desde hace ya más de una década. El país asiático ocupaba el segundo lugar desde que en 1968 superó a Alemania Occidental. La industria y una economía basada en las exportaciones permitieron a Japón renacer de sus cenizas después de la Segunda Guerra Mundial. En estos momentos, las tornas han cambiado y el llamado “milagro económico” parece haber saltado del archipiélago al continente siendo el turno de China. Crecimientos tímidos durante años, problemas económicos endémicos y una larga sucesión de primeros ministros en apenas un lustro parecen haber terminado con los días de gloria japoneses.



Naoto Kan, actual primer ministro, hereda una población cada vez más envejecida y menguante, una demanda interna débil, deflación, exportaciones a la baja y un horizonte oscuro. A ello, le sumamos la cotización de la moneda nacional, el yen, que ha alcanzado máximos históricos respecto al dólar generando un escenario desfavorable para las exportaciones. Un “decadencia” que coincide con la pujanza china, que intenta contener su crecimiento por miedo al sobrecalentamiento. Un dato a tener en cuenta es que la economía china, a día de hoy, es 90 veces mayor que cuando Deng Xiaoping inició las reformas en 1980.
China entró en la actual recesión mundial la última y salió de ella la primera para tirar del carro global. Desde el año pasado su mercado automovilístico supera al estadounidense y sus exportaciones ya son mayores que las alemanas. Es el primer comprador de mineral de acero y el segundo exportador de crudo, al mismo tiempo posee cuatro de las diez empresas más importantes del mundo. Aún teniendo en cuenta el contexto China sigue siendo el primer socio comercial de Japón, a pesar de no haberse limado los constantes roces diplomáticos. La escalada económica china ha venido acompañada de un aumento de su influencia en el mundo, mientras que la diplomacia nipona sigue pareciendo un simple apéndice de la estadounidense.

En cambio, en términos de renta per cápita China sigue ocupando puestos muy por debajo de su posición económica mundial. Se sitúa en el puesto 127, en el bloque africano con 3.600 dólares, menos de la décima parte de los 37.800 dólares de Japón. Las cifras macroeconómicas no esconden la realidad cotidiana del país más poblado del mundo, un país que aún sigue en vías de desarrollo.

jueves, 19 de agosto de 2010

Los fantasmas de Dan-no-ura (2)

Continuemos con la historia de Hôichi

Una vez finalizada la actuación, la mujer que había guiado a Hôichi le informó que su señor había quedado impresionado y deseaba escucharle las seis noches siguientes. “El vasallo que te ha ido a buscar esta noche te recogerá mañana en el templo a la misma hora. Debes guardar estas visitas en secreto. Ahora vuelve a tu hogar”.
A la noche siguiente, Hôichi acudió a su cita y nuevamente entretuvo a su audiencia con gran éxito. Pero en esta ocasión su ausencia llamó la atención de sus compañeros sacerdotes. Al regresar, uno de sus compañeros le preguntó donde había estado pero él evadió las preguntas y solo respondió que estuvo fuera por motivos personales. Las reticencias de Hôichi hicieron creer a sus compañeros que algo le sucedía y empezaron a pensar que los malos espíritus habían angustiado al sacerdote ciego. A partir de ese momento se acordó vigilar a Hôichi de cerca y, si durante la noche abandonaba el templo, los sirvientes le seguirían.

Una noche más Hôichi salió de su habitación. Los sirvientes se apresuraron a encender linternas de papel para seguirle, tal y como se les había ordenado. Pero a pesar de andar rápidamente y buscarle por todas partes, no encontraron ni rastro del sacerdote ciego. No obstante, cuando estaban de regreso, se sobresaltaron al escuchar el sonido de un biwa en el cementerio del templo y al entrar en el siniestro lugar pudieron divisar a Hôichi. Estaba sentado en la tumba de Antoku Tenno, el emperador niño, y tocaba mientras cantaba la historia de la batalla de Dan-no-ura. Alrededor del sacerdote brillaban misteriosos fuegos, como una gran reunión de llamas trémulas.
“!Hôichi¡, ¡Hôichi¡ -gritaron- ¡Deja de tocar¡ ¡Estas hechizado, Hôichi¡” Pero el sacerdote ciego prosiguió tocando y cantando, cautivado por un sueño misterioso y siniestro. Así que los sirvientes decidieron recurrir a medios más drásticos. Le agitaron bruscamente y le gritaron: “!Hôichi¡, vuelve con nosotros ahora!” El sacerdote los reprendió diciendo que semejante interrupción no sería aceptada por la noble asamblea reunida para escucharle. Los sirvientes, sin dudar, arrastraron a Hôichi contra su voluntad y lo llevaron al templo.



Informado de lo sucedido, el sacerdote compañero de Hôichi estaba muy enfadado con su amigo y le exigió una explicación. Hôichi, tras vencer las dudas, relató lo que había ocurrido y, cuando finlizó, su compañero replicó: “!Pobre amigo mío¡ Deberías habérmelo contado antes. No has estado visitando la mansión de ningún señor. Has estado en el cementerio, sentado en la tumba de Antoku Tenno. Tu gran talento ha despertado la curiosidad de los fantasmas del clan Taira. Hôichi, corres un grave peligro pues si obedeces a estos espíritus, acabarás bajo su poder y tarde o temprano te matarán. Por desgracia esta noche tengo que salir a celebrar un servicio religioso, pero antes de partir encargaré a alguien la tarea de escribir sobre tu cuerpo los textos sagrados”. Antes de la llegada de la noche, un acólito escribió los ideogramas del sutra Hannya-Shin-Kyô en la cabeza, en el pecho, la espalda, la cara, el cuello, los brazos, las piernas, los pies incluso en la planta de estos. El sacerdote le dijo: “Hôichi, esta noche serás convocado de nuevo. Permanece en silencio, sentado e inmóvil, meditando continuamente. Si lo haces nada malo te sucederá”.

Sentado en soledad bajo el porche, una noche más, Hôichi escuchó el sonido de unas pisadas. ¡Hôichi¡”, gritó una voz grave. Pero el sacerdote ciego no contestó. Permaneció inmóvil y aterrorizado. Escuchó su nombre una y otra vez. “Esto no puede ser –bramó el extraño visitante-. Debo encontrar al sacerdote”. El visitante subió al porche y se paró al lado de Hôichi, que temblaba de miedo. “!Ya veo¡. Aquí está el biwa pero en lugar del músico hay sólo dos orejas. Ni tan solo una boca, solo las orejas! No importa, se las llevaré a mi señor”. Y así fue. En un abrir y cerrar de ojos el frío acero corto de cuajo las orejas de Hôichi. A pesar del inmenso dolor, el sacerdote permaneció en silencio. El extraño se fue, y cuando sus pasos se perdieron en la lejanía, el único sonido que Hôichi podía percibir era el goteo de la sangre sobre el suelo del porche. En esta lamentable condición lo encontró su amigo al regresar. “!Pobre Hôichi¡ Ha sido culpa mía. Confié en que mi acólito escribiría los textos sagrados por todo tu cuerpo, pero se olvidó de las orejas. Por lo menos, esos espíritus no volverán a molestarte en el futuro”. Y desde ese día el sacerdote ciego comenzó a ser conocido como Mimi Nashi Hôichi, Hôichi el Desorejado.

Historia sacada de Mitos y Leyendas de Japon. F. Hadland Davis. Satori Ediciones. 2008.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Los fantasmas de Dan-no-ura

Hoy presento otra historia sobre la extensa mitología japonesa. En esta ocasión, la leyenda se remonta a la batalla naval de Dan-no-ura, el último conflicto entre los clanes Taira y Minamoto en 1185, donde se decidiría el futuro político del país con la aparición del primer gobierno shogunal en Kamakura. Clave de la victoria del clan Minamoto fueron sus dos grandes guerreros: Minamoto Yoshitsune, hermano del futuro primer shogun Minamoto Yoritomo, y su leal y poderoso vasallo Benkei.

Se dice que durante siete siglos la costa en la que se celebró la gran batalla fue asediada por los fantasmas del clan Taira. Extraños resplandores brillaban en las olas y en el aire resonaba el fragor de la contienda. Para apaciguar a los desafortunados espíritus se construyeron en Akamagaseki el templo de Amidaji y un cementerio donde se erigieron varios monumentos en los que se grabaron los nombres del emperador Taira y sus principales vasallos. El templo y el cementerio calmaron a los fantasmas hasta cierto punto pues, como veremos a continuación, de cuando en cuando sucedían cosas extrañas.

Hôichi el desorejado

Hace mucho tiempo vivió en el templo de Amidaji un sacerdote ciego llamado Hôichi. Era muy famoso por sus cualidades de rapsoda y su habilidad tocando el biwa (un laúd de cuatro cuerdas). Le gustaba sobremanera recitar historias relacionadas con el prolongado enfrentamiento entre los clanes Taira y Minamoto.
Una noche, Hôichi se quedó solo en el templo y como era una noche calurosa se sentó en el porche a tocar su querida
biwa. Mientras disfrutaba de las notas musicales, oyó que alguien se acercaba por el pequeño jardín trasero del templo. Al poco una voz profunda gritó por debajo del porche: “¡Hôichi!”. Y de nuevo se volvió a escuchar: “¡Hôichi!”. El monje, alarmado, contestó que era ciego y que necesitaba saber quién había venido a visitarle. “Mi señor– respondiendo el desconocido- ha venido hasta Akamagaseki acompañado de sus nobles con el propósito de visitar el escenario de la batalla de Dan-no-ura. Ha sabido de tu excelente forma de relatar la historia del conflicto y me ha ordenado que venga a buscarte para que le muestres sus habilidades. Trae tu biwa y sígueme. Mi señor y su venerable séquito aguardan ahora tu honorable presencia”.



Hôichi, creyendo que se trataba de algún samurái noble, obedeció de inmediato. Se puso sus mejores ropas y cogió el instrumento. El desconocido le guió, con la mano fría como el metal, y juntos caminaron con paso presuroso. Hôichi escuchaba el sonido metálico de la armadura de su guía pero no sentía temor, más bien deseaba reunirse con tan distinguida compañía y tener el honor de demostrar sus habilidades. Al llegar a la puerta el desconocido gritó: “¡Kaimon!”. De inmediato la puerta se abrió y los dos hombres entraron. Hôichi escuchó el sonido de distintos pies al caminar, el sonido característico de las puertas deslizantes. Alguién le ayudó a subir unos cuentos escalones y, al llegar arriba, una mujer le guió de la mano hasta llegar a un cuarto donde a él le pareció que tenía lugar una populosa reunión. Escuchó el sutil murmullo de las voces y el roce de las prendas de seda.
Cuando se hubo sentado sobre un cojín, la mujer le pidió a Hôichi que recitara la historia de la gran batalla de Dan-no-ura. El monje comenzó a cantar acompañado de su biwa. Sus habilidades musicales eran tales que las cuerdas del instrumento parecían imitar el sonido de los remos y de los barcos, los gritos de los hombres, el estruendo de las olas y el silbar de las flechas. Una ola de entusiasmo aplaudió la maravillosa interpretación de Hôichi. Animado por los aplausos continuó cantando y tocando aun con mayor maestría. Cuando cantó la muerte de las mujeres y los niños y del hundimiento en las aguas de Niidono con el niño emperador en sus brazos, la noble audiencia comenzó a llorar y lamentarse.

Hasta aquí la primera parte de la historia sobre la batalla de Dan-no-ura.

viernes, 13 de agosto de 2010

Comer en Japón No es caro

Cuando hablas de Japón con la gente, te das cuenta que los tópicos existentes a finales de los años 90 no han desaparecido. Es el país de la tecnología, todo el mundo lee manga y juega a la videoconsola, comen sushi cada día, son una de las sociedades más ricas y más caras del mundo y así un largo etc. Desde Occidente, alguno de estos clichés puede llegar a ser cierto pero una vez aterrizas en el archipiélago la mayoría de ellos se desmontan. Es el caso de la comida y más concretamente su precio. Se tiende a pensar que degustar la gastronomía nipona sale por un ojo de la cara y nada más lejos de la realidad.

Normalmente, en nuestro país, España, los menús oscilan entre los 9 y los 13 euros de media mientras que en Japón uno puede comer por tan sólo 3 o 4 euros al cambio, buscando bien eso sí. Además, en el país del sol naciente el agua, fresca y salida directamente de los centenares de fuentes naturales es gratuita. No hace falta decir que un restaurante de la gama media, más allá de su especialidad, podría llegar a costar entre 5.000 y 10.000 yenes por persona y en los establecimientos de primera fila los precios llegan a ser abusivos. En Tokio, por ejemplo, uno puede comer de manera económica evitando las hamburgueserías y las omnipresentes cadenas de comida rápida: los restaurantes de barrio pueden tener menos ambiente quizás, pero siempre ofrece mejores precios. Hay establecimientos de fideos y de platos de arroz por doquier, la opción del kaiten-zushi (platillos de sushi que desfilan por una cinta transportadora junto al mostrador a precios tan discretos como 100 yenes la pieza) siempre es barata y sabrosa y las tortas de okonomiyaki (parecidas a la tortilla) constituyen un plato siempre satisfactorio, divertido y asequible. Si todo esto fallara, uno puede seguir el ejemplo de los estudiantes del lugar y dirigirse a un supermercado veinticuatro horas, los denominados convini (convenience store), en los que siempre es posible degustar comidas ligeras y algún tentempié listo para comer al momento. Es el caso del famoso O-bento (cajas de almuerzo), del onigiri (bolas de arroz de forma triangular rellenas y envueltas en algas secas) o de los instanto nodoru (fideos instantáneos), la comida rápida por excelencia.



Para quien guste de la comida china, la italiana o la francesa, no escasean las opciones tampoco. A grandes trazos, Ginza alberga los restaurantes caros haciendo gala de su estatus de “lujo”, Shimbashi es para los oficinistas estridentes, Shibuya para la juventud con montones de establecimientos de comida rápida y Aoyama, Azabu y Roppongi para la gastronomía de vanguardia. Akasaka por su lado ofrece una amplia variedad de posibilidades, mientras que Shinjuku lo tiene todo: desde bares de diseño hasta garitos insalubres. Aparte de los establecimientos de fideos, la gran mayoría suele cerrar entre comidas. La carta no suele estar disponible en inglés, ni mucho menos en otros idiomas, pero muchos locales cuentan con escaparates donde exponen reproducciones de plástico de sus platos para guiar a sus clientes. En caso de duda, los pisos superiores de los grandes almacenes ofrecen una buena selección gastronómica local e internacional y, además, sus restaurantes de estilo japonés ofrecen mayor diversidad, en lugar de concentrarse en una sola especialidad.

Al anochecer, después de la larga jornada de trabajo, muchos japoneses suelen abarrotar las denominadas izakaya (bares-restaurante), donde se ofrece comida local y alcohol a precios razonables, con una calidad más que aceptable y en un ambiente inconfundiblemente nativo. Estos locales suelen identificarse por una guirnalda de farolillos rojos sobre la puerta y, aunque las izakayas no ofrecen comidas completas, nadie le va a presionar para terminar rápido. Estos locales suelen ofrecer sashimi (filetes de pescado crudo), pescado a la parrilla, pollo yakitori (pinchitos de pollo frito), tofu, verduras y, una vez se concluye con la bebida, arroz o fideos.

Quizás una de las cosas que más me sorprendieron durante mi experiencia pasada en Japón fue la inmensa cantidad de restaurante que había, cada uno con su especialidad y con unos precios tan asequibles que nunca hubiera podido imaginar. Es cierto que si uno quiere puede degustar exquisiteces a precios tan altos o superiores a los de otros países occidentales pero si se es perspicaz, comer en Japón puede resultar una experiencia fascinante y francamente barata para los bolsillos.

miércoles, 11 de agosto de 2010

La llegada de la prensa a Japón

Aprovechando que hoy celebramos el post número 100 de este blog sobre Japón me gustaría hablar sobre la llegada de la prensa al país asiático. Un tema que atañe directamente a mi profesión, el periodismo.

Los medios de comunicación, desde siempre, han jugado un papel muy importante dentro de la sociedad a la hora de crear opinión pública. Europa, más concretamente Inglaterra, fue la cuna de los periódicos allá por el siglo XVIII con un claro propósito inicial de informar a los lectores de los sucesos más relevantes. Con todo, el desarrollo imparable de las sociedades convirtió el nuevo invento en un bumerán o en un arma de doble filo. Por un lado, los políticos serían capaces de utilizar estos nuevos medios para enviar mensajes a sus conciudadanos (y de este modo obtener más votos) pero por el otro, las informaciones dirigidas a la población podían desembocar en críticas abiertas en contra de sus gestiones.

Casi un siglo más tarde, los periódicos llegaron también a Japón. Lo hicieron a modo de innovación tecnológica en el momento en qué el país estaba inmerso en una de las reformas más importantes de su historia, la Restauración Meiji. En ellos se exponían las nuevas políticas, los avances y todas aquellas reformas que el gobierno tenía en mente para transformar Japón y abandonar de una vez el periodo Tokugawa. A si mismo, se fueron incorporando en las publicaciones todos los objetivos cumplidos y las normativas que, a partir de ese momento, regirían el país.



La llegada del nuevo Gobierno meiji provocó un cambio estructural y de contenido en los periódicos, que empezaron a centrarse en aspectos más sociales. Las empresas detrás de las publicaciones asumieron un papel preponderante y fue en épocas de “vacas flacas” cuando sus publicaciones consiguieron aún más poder, se volvieron más críticas y obtuvieron más repercusión social. Con todo, la independencia de estos medios siempre quedó en entredicho y es que a muchas publicaciones se las relacionaba con el nuevo Ejecutivo e incluso era habitual que se escribieran noticias dentro de las mismas oficinas gubernamentales. Los periódicos de esa época eran de tendencia conservadora, en ocasiones cercanos al gobierno y en sus mensajes se vislumbraba una de las máximas del pensamiento confuciano: el bienestar de la sociedad por encima de cualquier otro asunto. Se habían convertido en una herramienta indispensable para los políticos, que iniciaron un conjunto de medidas para ayudar al aumento de su difusión.

Algunos autores hablan de la prensa como uno de los pilares básicos de la modernización del país asiático y como causa aparente de la aparición de la democracia. Un escaparate donde difundir todo aquello que se iba construyendo y reformando, pero a su vez un sistema de marcaje a los nuevos mandatarios.

domingo, 8 de agosto de 2010

Apuestas ilegales en el mundo del sumo (2)

En el torneo tokiota del pasado mayo, unos 50 miembros de la Yamaguchi-gumi, la organización Yakuza más temida del país, aterrorizaron literalmente a buena parte de los asistentes cuando se dejaron ver ocupando las localidades vip del Kokugikan (uno de los esadios más importantes de Japón). También pusieron en alerta a las autoridades y a la JSA y precipitaron las pesquisas que han acabado por destapar la trama.

Sin embargo, el progresivo descalabro de este deporte viene de lejos. El posible amaño de los propios combates de sumo ya saltó a la luz después de que dos ex rikishis, Kan Konosuke y Hashimoto Seiichiro, fallecieran el mismo día de 1996 a causa de un problema respiratorio. Sin embargo, nunca se determinó si ambos fueron envenenados. Ambos habían confesado poco antes haber vivido una vida profesional cuajada de orgias sexuales, consumo de drogas y contiendas arregladas. En los años sucesivos, varios luchadores de primer orden fueron investigados por supuesto consumo de marihuana, algo que Japón penaliza severamente, y en 2007, Tokitaizan, un luchador de 17 años, falleció después de que varios de sus compañeros y su entrenador lo maltrataran durante horas golpeándolo con un bate. El último escándalo sucedió el pasado febrero, cuando el yokozuna (el rango más importante) Asashoryu abandonó el sumo después de reconocer que se había emborrachado y había agredido y amenazado de muerte al cliente de un bar en el barrio tokiota de Ginza.



Otro motivo por el que el sumo ha perdido popularidad entre los nipones es la creciente presencia y éxito de los luchadores extranjeros, que cada vez hacen más sombra a los rikishis nacionales. Basta con decir que el propio Asashoryu es mongol, al igual que Hakuho, ahora mismo el único yokozuna que permanece en activo, pese a estar también implicado en apuestas menores. Desde que el hawaiano Konishiki lograra ostentar la más prestigiosa categoría en 1993, la notoriedad de los extranjeros ha ido en aumento hasta el punto de que hoy casi la mitad de los luchadores que ocupan los primeros escalafones proceden de países como Mongolia, Rusia, Georgia o Bulgaria. Esto obligó a la JSA a endurecer las normativas y a prohibir desde 2002 que los establos reclutaran a más de un luchador foráneo cada año.

La investigación policial prosigue estos días con registros en varias heia y nuevas detenciones. Por otro lado, los oyakata que integran la junta directiva de la JSA han aceptado a regañadientes el nombramiento esta semana de Hiroshi Murayama como nuevo director de la asociación. Murayama, un ex alto cargo de la Fiscalía Superior de Tokio, sustituye temporalmente al depuesto Musashigawa y se convierte así en el primer director de la JSA que no ha sido luchador. Suyos son ahora los duros retos que afronta el sumo. Un deporte que debe recobrar su integridad, reclutar sangre nueva y recuperar la devoción de sus seguidores.

sábado, 7 de agosto de 2010

Apuestas ilegales en el mundo del sumo

Hace ya unos meses escribí una serie de artículos dedicados a la mafia japonesa, la Yakuza . Una de las organizaciones ilegales más grandes del mundo, pero que en Japón perece gozar de cierto margen de libertad. Pues bien, me gustaría hacer referencia a una noticia relacionada con esta banda del crimen organizado en la que se ha visto implicado el deporte nacional del país, el sumo.

El sumo se originó como parte de un ritual sintoísta que rogaba a los dioses por una buena cosecha. Ya en el siglo XVII pasó a convertirse en deporte profesional, aunque conserva hasta hoy la rígida integridad y los elementos ceremoniales del culto autóctono de Japón, como la purificación con sal del doyho o el ring circular donde se combate. La vida de los rikishis (luchadores) sigue siendo, en teoría, igual de estricta. Hasta que concluye su carrera, todos ellos están obligados a vivir en las heya (establos comunales), donde deben respetar un escrupuloso régimen diario a base de madrugones y ayuno, largas horas de entrenamiento y estudio, labores de limpieza del propio establo y, en el caso de los jóvenes, castigos corporales propinados por los oyakata (los maestros o entrenadores) cuando cometen algún desliz. Los novatos del heya, al que se puede acceder a partir de los 15 años, son los que soportan además las tareas más duras y deben cocinar, limpiar y servir a los veteranos. No es de extrañar que muchos jóvenes rikishis abandonen el sumo antes de cumplir los 20.



Según informaciones del periódico El País en su edición digital del día 11 de julio, el mundo del sumo fue salpicado a principios de ese mes por un escándalo de apuestas ilegales. Parece que este implica ya a unos 65 rikishis en activo, a otros muchos retirados, una docena de entrenadores y a miembros de la Yakuza. Un hecho inverosímil y difícil de creer que supuso la suspensión temporal de una veintena de deportistas así como la expulsión permanente de uno de los más prestigiosos maestros del sumo japonés. La respuesta no se hizo esperar y la radiotelevisión nipona (NHK) anunció que este año no iba a emitir en directo el honbasho de Nagoya, uno de los seis grandes torneos del año disputado entre el 11 y el 25 de julio. La cadena dejaba de ingresar de esta manera unos 3,5 millones de dólares y convertía su decisión en algo inédito desde que se empezara a retransmitir el sumo por la radio hace más de 80 años. A su vez, varios patrocinadores decidieron retirar su apoyo al torneo de Nagoya y los periódicos empezaron a buscar culpables a través de sus editoriales. Por su parte, el ministro de deportes japonés, Tatsuo Kawabata, solicitó la creación de un comité independiente para reformar la Asociación Japonesa de Sumo (JSA), dependiente de su cartera.

La afrenta resulta doblemente grave en este caso, pues, debido al origen sintoísta del sumo, los luchadores deben constituir un modelo de conducta para toda la nación. La misma que hace no mucho se enorgullecía de este deporte que representaba sus valores genuinos y cuya estética y funcionamiento jerárquico, dicen, siempre será algo difícil de desentrañar para el gaikokujin (el extranjero). Es por este motivo que la gran mayoría de la opinión pública no vio con malos ojos la no emisión del torneo por televisión.

En el siguiente artículo explicaré un poco más las causas que desencadenaron tal escándalo en el mundo del sumo.

lunes, 2 de agosto de 2010

Hablemos de dragones

El dragón (ryû en japonés) es uno de los seres más sorprendentes y, sin lugar a dudas, la más célebre de las bestias míticas. Aunque su origen hay que buscarlo en China, ha acabado íntimamente asociado a la mitología japonesa. Se trata de una criatura que vive (a algunos seguro que les sorprenderá) la mayor parte del tiempo bajo el agua, en el océano, en los ríos o en los lagos pero que también tiene la capacidad de volar y gobernar sobre las nubes y las tormentas. El dragón chino y el japonés son muy similares y ambos se asocian al elemento líquido, aunque difieren en el número de garras: el “animal” japonés tiene sólo tres, mientras que el dragón del Reino Celestial posee cinco.

La leyenda dice que el emperador chino Yao era hijo de un dragón y muchos de los soberanos de China han sido descritos metafóricamente como “rostros de dragón”. Se dice que estas bestias poseen cabeza de camello, cuernos de ciervo, ojos de liebre y que su piel está recubierta de escamas de carpa. A su vez, sus zarpas son como las de un tigre con garras de águila, posee un largo bigote y guarda una joya brillante bajo su barbilla. Una descripción un tanto generalizada y es que se habla de dragones que poseen cabezas tan extraordinarias que no pueden compararse con nada procedente del reino animal. El aliento del dragón produce nubes de las que pueden llover agua, incluso fuego. Su cuerpo se contrae y se expande a voluntad y posee el poder de la invisibilidad y de la transformación.



Seguro que muchos de vosotros identificareis el personaje de la segunda foto, Shenron, del manga/anime Dragon Ball de Akira Toriyama.

El dragón es también uno de los signos del zodiaco y a su vez, el encargado de gobernar los cuatro mares que delimitan la tierra habitable según la mitología china. Existen cuatro reyes Dragón. El Dragón Celestial, que gobierna las mansiones de los dioses; el Dragón Espiritual, encargado de dominar la lluvia; el Dragón Terrenal, quién marca el curso de los ríos y el Dragón del Tesoro Oculto o guardián de los metales y las piedras preciosas.

Para terminar, una historia de dragones:

Un dragón blanco que vivía en un lago de Yamashiro se transformaba cada cincuenta años en un pájaro llamado O-Goncho, cuyo canto se parecía al aullido de un lobo. Cada vez que el pájaro surcaba los cielos se producía una terrible hambruna. Una vez, mientras Fuk Hi observaba el Río Amarillo, apareció un dragón amarillo y le entregó un pergamino en el que estaban escritos unos caracteres extraños. Se dice que éste es el origen legendario del sistema chino de escritura, los futuros kanji japoneses.

Historia sacada de Mitos y Leyendas de Japon. F. Hadland Davis. Satori Ediciones. 2008.

lunes, 26 de julio de 2010

Las teorías sobre el Nihonjinron(3)

Desde el momento en que los libros sobre la identidad nacional japonesa empezaron a convertirse en un género literario de culto (tomando como punto de partida el Crisantemo y la espada de Ruth Benedict-uno de los libros más influyentes sobre Japón durante la Segunda Guerra Mundial) la naturaleza cambiante de las relaciones político sociales entre Japón y Occidente –más concretamente las relaciones con Estados Unidos de América- han ido moldeando la percepción que, desde fuera, se tenía del país nipón. A su vez, los autores del Nihonjinron supieron adaptar sus estudios sociológicos y sus discursos al contexto socio económico que les tocaba vivir, a los paradigmas imperantes de cada período. La realidad social, generada después de la derrota en la Segunda Guerra Mundial, marcará los pasos a seguir para la literatura Nihonjinron. No será lo mismo escribir sobre la identidad de los habitantes del archipiélago durante la postguerra, con la percepción y visión de un Japón vencido, herido y con un fuerte sentimiento de despecho contra las potencias occidentales, que hacerlo en la actualidad, donde la realidad social muestra un país con desigualdades, clases sociales definidas y considerado uno de los estandartes del capitalismo más radical.

Según explica Takeo Funabiki, otro de los teóricos del Nihonjinron, muchos autores japoneses, a la hora de escribir teorías sobre su identidad nacional, toman una fuerte conciencia interna de todo aquello que viene del exterior y genera discursos que tienen su núcleo en la comparación con el “extranjero” (buscar los conceptos émicos que los puedan diferenciar de los “otros”). Parece ser que los momentos donde se escribe más literatura Nihonjinron corresponden a épocas donde la percepción de aquello que viene de “fuera” es más intensa. De la misma manera, el autor habla de una “teoría singular” en la cual los autores japoneses de este tipo de literatura tienden a explicar los fracasos y los éxitos de su nación a través de elementos que, según dicen, son únicos de su sociedad y cultura.



La realidad actual del país debe considerarse un hecho clave a la hora de escribir sobre las raíces japonesas. Un país cada vez más heterogéneo y con una creciente presencia de inmigrantes. Sugimoto hablará de un Nihonjinron que utiliza la escala de valores y estilos de vida de las élites dominantes del país para medir las características de la cultura japonesa en general. Así, para este autor -uno de los más influyentes- será la clase masculina (directores y trabajadores de las empresas más poderosas del país, políticos, licenciados universitarios, gente mayor…) la que generará el discurso sobre la identidad nacional de Japón dejando a un lado la dinámica cultural de otros grupos presentes en la sociedad japonesa (las mujeres, los sindicalistas, trabajadores de pequeñas empresas…). Para Sugimoto, el discurso uniforme, étnico y homogéneo situado al frente de la literatura Nihonjinron se enfrenta a la realidad empírica del país. Una realidad que presenta variaciones culturales y divergencias difíciles de definir a través de las características de un solo estrato de la sociedad. Cuando la población japonesa acepte la diferenciación y la estratificación cultural se podrá empezar a hablar de una realidad intrasocial dentro de un contexto basado en el relativismo cultural.

Con este artículo termino mi pequeño ensayo sobre la identidad nacional japonesa. Es muy complicado resolver las preguntas que se plantean en un debate de tales magnitudes, con tanta literatura, ensayos y noticias sobre el tema. Los escritores relacionados con el Nihonjinron no se ponen de acuerdo y las posturas tienden a situarse en polos opuestos. Lejos de encontrar una “respuesta” absoluta o final pienso que tenemos años por delante para seguir leyendo libros y libros sobre esta pregunta: Qué significa ser japonés?

Sugimoto, Yoshio. Conflicto paradigmático en el discurso sobre “Japón

Aoki, Tamotsu. El caràcter del Crisantemo y la espada

Funabiki, Takeo. Razones históricas del Nihonjinron

Befu, Harumi. Aspectos varios del Nihonjinron o identidad nacional japonesa

domingo, 25 de julio de 2010

Las teorías sobre el Nihonjinron(2)

Las teorías sobre el Nihonjinron y la identidad nacional japonesa tienen un peso específico muy importante dentro de los análisis sociológicos que se hacen sobre el país. Los autores que elaboran trabajos sobre la sociedad japonesa desde la sociología y la etnografía deben tomar partido por alguno de los paradigmas que arrastra la teoría de la identidad nacional japonesa. Dicho de otro modo, deben definirse y dar respuesta a la pregunta: Qué son los japoneses? Sólo resolviendo este enigma los investigadores y escritores serán capaces de escribir sobre Japón. La cuestión de la identidad nacional es un hecho de suma importancia para los nipones, tal y como demuestran las cifras de ventas de algunos libros sobre el Nihonjinron. Se calcula que uno de cada cuatro japoneses ha leído uno o más de estos libros. No es de extrañar que desde los años sesenta la literatura Nihonjinron se haya hecho un hueco importante dentro del mundo editorial del país asiático. Con todo, la importancia de este “género literario” va mucho más allá y la aparición de nuevas tesis sobre el origen del pueblo japonés toma una trascendencia poco vista en ninguna otra sociedad.

El descubrimiento de nuevos yacimientos arqueológicos es portada en los periódicos más importantes del país, se hacen programas informativos en radios y televisiones y, a su vez, genera grandes dosis de debate entre la ciudadanía. No es de extrañar que Japón sea uno de los países que más invierten en materia arqueológica. La necesidad del pueblo japonés de diferenciarse de los “otros” (ya sean occidentales, ainus o coreanos) y de demostrar empíricamente que ellos fueron los primeros pobladores del archipiélago ha convertido las teorías del Nihonjinron en un fenómeno de masas.



Todo este contexto juega un papel muy importante cuando se escribe y se hace sociología sobre Japón. No es lo mismo escribir desde un punto de vista nacional-exclusivista, que tomar como paradigma las teorías más cercanas a la realidad sociocultural japonesa. Otro factor a tener en cuenta es que la imagen de Japón no siempre ha sido la misma. Desde que nació el género del Nihonjinron a finales de la postguerra, la imagen del país ha estado sometida a constantes fluctuaciones y cambios. Cambios en relación a dos conceptos opuestos: la centralización por un lado, y la diversificación por el otro. La fuerza y revalorización del yen ha creado grandes dificultades a los sociólogos y especialistas extranjeros a la hora de llevar a cabo investigaciones sobre suelo japonés. Sin el financiamiento adecuado de las entidades y las empresas japonesas, estos estudios chocan con barreras de autocensura y, de algún modo, deben tomar en consideración las visiones de estas organizaciones. Del mismo modo, en momentos en que el gobierno y las empresas adoptan visiones Nihonjinron de la sociedad japonesa, la economía también se diversifica. El incremento de investigadores que toman Japón como materia de estudio ha incentivado que se tengan en cuenta la gran cantidad de vicisitudes de la sociedad nipona y que, en cierto modo, se abandone la visión más clásica y cerrada de las teorías sobre la identidad nacional japonesa.

viernes, 23 de julio de 2010

Las teorías sobre el Nihonjiron(1)

Hoy inicio una serie de artículos dedicados a dar respuesta a una única pregunta: Qué significa ser japonés?

Entender la esencia de la japonesidad, o lo que es lo mismo, entender que significa ser japonés es una de las cuestiones más complejas de resolver para los propios japoneses y, obviamente, para los occidentales. Desde las primeras décadas del siglo XX empezaron a proliferar estudios procedentes de todos los ámbitos de la sociedad que intentaron solucionar el enigma. Las denominadas teorías del Nihonjinron. Teorías que actualmente copan las listas de ventas editoriales japonesas y que esencialmente tratan de realizar un ejercicio intelectual para intentar defender la identidad de los nipones. Dentro de estas teorías, los sociólogos y los antropólogos del país del sol naciente intentan reflejar todas aquellas cualidades únicas de los japoneses para generar un discurso nacional que los desate y les distinga de los “otros”. La lengua, el grupismo, el concepto de amae, el honne y el tatemae , el giri o el wa (de algunos de ellos hablaré próximamente) aparecen constantemente dentro de las obras del Nihonjinron como argumentos de su discurso nacional.

Algunos como Harumi Befu comentan que todas estas teorías sobre la identidad japonesa, no son más que el resultado y la necesidad de compararse a sí mismo con los demás. En la mayoría de los casos, este hecho ha comportado que el Nihonjinron tome a Occidente como su “otro” más importante y significativo. Para Befu las teorías de la identidad nipona son solamente la explicación del contraste entre Japón i Occidente. Otros autores como Sugimoto hablarán de que los conceptos émicos japoneses pueden convertirse en variables comparativas y dejar de ser exclusivos de la sociedad nipona.

Aún así, los más acérrimos al discurso de la identidad nacional nipona argumentan que la esencia de la japonesidad ha existido siempre y que esta se diferencia claramente de la identidad occidental. Los escritores del Nihonjinron han elaborado a lo largo de los años teorías en las cuales definen a los japoneses a partir de términos raciales. Así, un japonés sería un individuo con raíces de la raza yamato (grupo étnico que en el siglo IV d.C crearía el primer proto-estado japonés) excluyendo de esta manera los indígenas ainu (que probablemente llegaron a Hokkaido mucho antes que los yamato estableciesen su núcleo estatal en la zona de la actual llanura de Kanto) y los okinawas, que aún siendo japoneses desde el punto de vista administrativo, no lo son racialmente. Con estos argumentos, los defensores del Nihonjinron dan a entender que los únicos integrantes de la cultura japonesa son aquellos definidos racialmente, aquellos que han “bebido”, aprendido y adquirido la cultura nipona. Teorías, muchas veces acusadas de ser ultranacionalistas o incluso racistas.



Con todo, la realidad de la sociedad nipona es muy diferente. Existen gran cantidad de clases sociales y una gran multiplicidad de minorías étnicas (ainu, okinawas, residentes coreanos o zainichi, buraku –habitantes marginados-, comunidades brasileras y peruanas etc.) que si bien forman parte de la realidad japonesa no son considerados Nihonjin (japoneses) por “su falta de raíces”.

En una dirección diametralmente opuesta, en los últimos años han empezado a aparecer teorías y paradigmas inclusivistas que pretenden abrazar las minorías étnicas como parte de la población japonesa. Otros escritores basaran sus argumentos sobre el Nihonjinron en términos ecológicos o “naturales” dando a entender que la base de la identidad japonesa se encuentra en conceptos como el grupismo (aspecto necesario en una cultura que ha basado su subsistencia en el cultivo del arroz irrigado haciendo necesaria una cooperación intensiva por parte de todos los agricultores) que a lo largo del tiempo se ha convertido en una de las características de la sociedad japonesa.

jueves, 22 de julio de 2010

Dazai Osamu: una vida ligada a los suicidios

Cuando uno piensa en escribir sobre literatura japonesa le vienen a la cabeza algunos nombres, pero siempre son los mismos. Hoy en día, en el mundo globalizado donde vivimos, resulta fácil encontrar información, biografías o bibliografías de autores como Haruki Murakami, Yasunari Kawabata, Yukio Mishima o Jun’Ichiro Tanizaki los cuales, han conseguido o consiguieron en su día dar el salto hacia nuevos mercados y mostrar a occidente la idiosincrasia de las letras niponas. Aún así, es trabajo de las grandes editoriales y de las librerías el hecho de arriesgarse y apostar por otros muchos nombres que, aún sin ser conocidos fuera del archipiélago, pudieron contar con el éxito de la crítica y el cariño del público japonés. Es el caso del peculiar autor de hoy, Dazai Osamu.

Shūji Tsushima, su nombre real, nació en 1909 en la prefectura de Aomori (capital de la región de Tohoku situada al norte de la isla de Honshu) siendo el sexto hijo de una familia acomodada de terratenientes. Desde muy pequeño creció sin el cuidado de sus padres y fue adoptado y criado por una tía suya y sus sirvientes. Los acontecimientos sociales de la época le influenciaron sobremanera, sobretodo el suicidio de Akutagawa Ryûnosuke y el crack económico mundial de 1929. Dazai Osamu comenzó a participar en “movimientos sociales” en contra de todo lo que podía y se empezó a percibir que su estado anímico era poco estable, necesitado de tranquilidad. Prueba de ello fueron los dos intentos de suicidio antes de los veinte años, la segunda vez con una camarera en una pequeña isla, Anejima. La suerte jugó a “favor” del escritor ya que en ambos intentos salió con vida. Un mes después se casaba con la geisha Hatsuyo y en 1933 empezaría sus actividades como escritor dentro de la escuela romántica. Su primera obra fue Omoide, donde expresaba pensamientos y esperanzas no obtenidos. La aparente estabilidad proporcionada por la literatura se rompió en 1935 con un tercer intento de suicidio. Volvió a fracasar y no cansado, en 1937 lo volvería a intentar, esta vez después de enterarse que su mujer le era infiel.



En 1939 su vida daría un giro de 180º. Masuji Ibuse, escritor y amigo, decidió acogerle en su casa y este mismo sería el encargado de presentarle a su segunda mujer. Una maestra de escuela secundaria, quién dotó de tranquilidad y mayor claridad la vida de Dazai Osamu entre 1939 y 1948. Poco después de casarse, en 1939, empieza su época literaria más proclive. Escribirá Fugaku Hyakkei (100 paisajes del Monte Fuji) y en 1944 saca a la luz Tsugaru, diario de viajes donde quiso confirmar las raíces de su propia existencia. En 1947 escribe Shayo (Ocaso), deseo por lo imperecedero de las cosas bonitas, y un año más tarde pondría el punto y final a su última obra y, poco después, también a su vida. Ningen shikkaku (Indigno de ser humano) no fue sino el intento de rescatar la confianza perdida en el ser humano, una tarea imposible para un autor que, decepcionado, acabará por quitarse la vida junto a una de sus amantes.

Las novelas de Dazai Osamu tratan sobre hombres desarraigados y penosamente conscientes de su alienación, que se burlan de sí mismos y de la sociedad. La obra de este escritor simboliza a la perfección la derrota japonesa, ya que refleja el amargo ajuste al fracaso y el embellecimiento de la vida pasada mediante un claroscuro de humor y autocompasión entre la comedia y el melodrama.

miércoles, 21 de julio de 2010

Las Estrellas amantes

El día 7 de julio se celebra uno de los festivales (matsuri) más importantes del calendario japonés. Se trata del Tanabata Matsuri, que conmemora el único día del año en que, según la leyenda, la Princesa Tejedora (la estrella Vega) y su amante, el Vaquero (la estrella Altair), cruzan la Vía Láctea para encontrarse. El Festival de Tanabata es uno de los más románticos del país asiático. Se celebra el séptimo día del séptimo mes y es costumbre poner varas de bambú recién cortadas en los tejados de las casas o fijarlas al suelo cerca de las viviendas. A los bambúes suelen atarse tiras de papel de colores y en cada una de ellas se escribe un poema de alabanza a la Princesa Tanabata y su marido Hikoboshi: Tanabata duerme, con las largas mangas de su kimono enrolladas, hasta el alba rojiza. No la despertéis, cigüeñas de las marismas, con vuestros gritos.



Comprenderemos mejor el significado del festival después de explicar la leyenda con la que está relacionada.

El dios del Firmamento tenía una hija muy hermosa llamada Tanabata y esta tejía hermosas prendas para su augusto padre. Un día, mientras tejía en su telar, vio a un atractivo joven que pastoreaba un buey y se enamoró de él al instante. El padre de Tanabata, sabiendo de los sentimientos de su hija, dio su consentimiento al matrimonio. Por desgracia los jóvenes se amaban demasiado y con poca sabiduría. Tanabata comenzó a descuidar sus labores textiles y el buey de Hikoboshi pastaba sin cuidado por la Alta Llanura Celestial. El padre de la muchacha se enfadó tanto que castigó a los ardientes esposos a vivir separados por el Río Celestial. En la séptima noche del séptimo mes, si el tiempo era favorable, una bandada de pájaros formaba un puente sobre el río para que los amantes pudieran encontrarse. Pero estas breves visitas no estaban garantizadas, pues si llovía el Río Celestial era demasiado ancho, incluso para la envergadura de un puente de urracas, y los amantes debían esperar otro largo año para verse. Es por eso que en esta época del año, los niños cantan Tenki ni nari (Despeja, cielo, despeja). Si el tiempo es propicio y las estrellas amantes se encuentran tras un largo año, se dice que las estrellas, Lyare (Vega) y Aquila (Altair), brillan con cinco colores diferentes – azul, verde, rojo, amarillo y blanco -, los colores de los papeles en los que se escriben los poemas del Festival Tanabata.

Historia sacada de Mitos y Leyendas de Japon. F. Hadland Davis. Satori Ediciones. 2008.

martes, 20 de julio de 2010

El Japón expansionista (2)

Durante esta época se produjeron varios acontecimientos relacionados con la guerra y el militarismo japonés. Por un lado, las distintas batallas aportaron gran riqueza a las arcas del gobierno nipón que, en cada una de ellas, necesitó producir más y más material bélico para después venderlo. Por otro, el ejercicio de absorción y aprendizaje fue una constante. En un primer momento, los conocimientos fueron incorporados desde el extranjero e iban dirigidos a las élites burocráticas pero a medida que se empezaron a incorporar las empresas privadas en el proceso de militarización la información empezó a circular del gobierno japonés hacia las mismas empresas.

La guerra generó a su vez una gran demanda interna de todo tipo de materiales necesarios para la producción bélica. En este sentido, fue la marina quién más inquirió en la utilización de materias primas como el acero o el hierro. En cierto modo, algunos autores atribuyeron a la guerra altos índices de inflación en la economía nipona debido a esta gran demanda. Otros, al contrario, verán el periodo de militarización como un punto clave en la asimilación de conocimientos y tecnologías occidentales que los japoneses supieron adaptar para empezar a construir una economía potente.

La creación de los zaibatsu jugó un papel preponderante durante la Primera Guerra Mundial. Estos fueron capaces de apostar fuerte en el momento de absorber tecnología foránea, al mismo tiempo que supieron aplicarla a través de las diferentes empresas, redujeron costes y se expusieron a los riesgos que todo ello comportaba para el crecimiento del pueblo japonés. El Gobierno meiji también tuvo un papel importante en todo este proceso, ya que dio facilidades y ayudas a todas las empresas privadas que quisieran formar parte de la expansión del país, a la vez que tomaba las decisiones necesarias para llevar a Japón hacia ese objetivo.



Para Kazo Yamamura, las guerras no fueron nada más que una “ayuda” al proceso de industrialización del país ya que permitieron acelerar todo el sistema de transmisión de conocimientos occidentales hacia Japón. Justificar el pasado militarista como un paso necesario hacia la modernidad es una afirmación un tanto presuntuosa y es que ningún historiador/a sería capaz de afirmar que la esclavitud tuvo características positivas o beneficiosas para la historia de las sociedades. Si es verdad que las guerras ayudaron a Japón a situarse dentro de la esfera internacional pero, en ningún caso, se puede considerar el afán belicista como la única de las causas de este cambio dentro de la economía nipona. Las guerras fueron un incentivo, pero las reformas iniciadas antes de la Restauración Meiji ya iban dirigidas a terminar con el periodo de ostracismo de la época medieval. La necesidad de incorporar tecnología y nuevos conocimientos ya era un tema primordial para los intelectuales mucho antes de finales del siglo XIX. Japón sin las guerras hubiera terminado modernizándose de todas formas, quizás más tarde, pero dentro del ADN de los nuevos políticos ya existía la voluntad de convertir al país en un actor importante dentro del contexto internacional.

Artículos realizados a patir de los escritos de Kozu Yamamura, The Role of Meiji Militarism in Japan's Technological Progress. 1977.

lunes, 19 de julio de 2010

El Japón expansionista (1)

Cuáles fueron las causas que llevaron a Japón a convertirse en una potencia imperialista durante los últimos años del siglo XIX y la primera mitad del siglo pasado? Porqué un país pacífico, que nunca había usado la fuerza contra sus vecinos, iniciaba ahora una etapa de conquistas coloniales? Intentar esclarecer preguntas como estas fue necesario para entender un poco más la idiosincrasia de un país que, en tan sólo 50 años, tuvo que dejar atrás su época feudal y avanzar hacia un estado moderno.

En los próximos dos artículos intentaré esclarecer un poco los motivos que llevaron a Japón a convertirse en una potencia belicista y expansionista.

Algunos como Kozo Yamamura, autor del artículo The Role of Meiji Militarism in Japan's Technological Progress plantearon la hipótesis de que la modernización del ejército y a su vez, las guerras de aquella época (China 1894-1895 y Rusia 1904-1905) ayudaron a desarrollar el entramado militar japonés, los astilleros subvencionados por el gobierno y las nuevas factorías, nido de absorción y diseminación de cultura y habilidades occidentales. Por otro lado, esta política ayudó en momentos cruciales a asumir la demanda necesaria para asegurar la supervivencia del pueblo japonés, y permitió el crecimiento del entramado empresarial privado en sectores como la construcción y la maquinaria industrial.

Fueron los avances tecnológicos y la producción de las industrias niponas, que permitieron al país poder beneficiarse de las oportunidades que les ofrecía la Primera Guerra Mundial a nivel de mercado y de suministro de las tropas combatientes. Un crecimiento económico continuado que permanecería también durante el período de entre guerras ayudando a desarrollar sectores como la electricidad o la industria química. La velocidad de los japoneses a la hora de aprender fue tal que, durante la primera guerra sino-japonesa ya pudieron afirmar que, en cuestiones de diseño y construcción de navíos habían llegado al nivel de las potencias europeas y ya no necesitaban de su ayuda.



Por su parte, los astilleros de Nagasaki y de Hyogo, los más importantes del país, se vendieron durante los años 80 del siglo XIX a los zaibatsu Mitsubishi y Kawasaki respectivamente, que los convertirían en dos de las industrias más importantes de todo Japón durante las décadas siguientes. Cuando en 1893 la decisión de atacar la China ya se encontraba encima de la mesa, las industrias militares empezaron a trabajar las 24 horas del día con el objetivo de producir todo el material de guerra necesario para la empresa bélica. La derrota del apodado “país del medio” y el expansionismo sobre Corea y Manchuria (norte de la China) evidenciaron que una confrontación con Rusia era tan solo cuestión de tiempo. La guerra contra los rusos sirvió para que Japón se apropiara de la tecnología más moderna en cuanto a empresas privadas de maquinaria y componentes se refiere.

El nuevo Gobierno meiji, llegó a la conclusión de que si quería convertirse en un actor importante a nivel internacional no le quedaba más remedio que fortalecer el país y esto, pasaba por aumentar la fuerza militar y conseguir colonias tal y como en su día habían hecho los occidentales. En un primer momento se optó por incorporar especialistas occidentales a las factorías gubernamentales para mirar de crear un puente al know how occidental. A medida que se avanzaba en el tiempo y se iban sucediendo los distintos enfrentamientos, el Ejecutivo llegó a la conclusión de que la industria pública ya no era suficiente. Fue en ese momento cuando la empresa privada “saltó al ruedo” para dar un impulso definitivo a la producción de material de guerra.