Cuando los ojos del enamorado se acostumbraron a la oscuridad pudieron ver a la muchacha cavando en el suelo con una pala. Cavaba con rapidez pero se detuvo al llegar a la tapa de un ataúd. Entonces levantó la tapa y sacó el cadáver de un niño, arrancó un bracito y comenzó a comerlo mientras le ofrecía a su pretendiente el otro: Si me amas, ¡Come lo que yo como!
Sin dudarlo el samurái se sentó al lado de la tumba y comenzó a comer. ¡Exquisito! Por favor, dame un poco más. Llegados a este punto la leyenda pierde el componente terrorífico pues ni la doncella ni el samurái comieron un cadáver pues el niño estaba hecho de delicioso mazapán.
La doncella se regocijó y se lanzó a los pies del samurái: ¡Al fin he encontrado un hombre valiente! Me casaré contigo ya que eres el hombre que siempre he estado buscando. Por fin esta noche te he encontrado.
Estava intrigada amb la continuació de la història, però no m'esperava aquest final, jajaja
ResponderEliminarCuendo se olvida o se desconoce lo decente,o no se cuida como la niña de los ojos, entonces es cuando aparecen los monstruos.
ResponderEliminar...Repugnante, bochornoso y triste a la vez.