Tras la Segunda Guerra Mundial, el japonés sufrió una profunda reforma que suprimió numerosos aspectos arcaicos de la lengua y se redujo el número de kanji de enseñanza obligatoria en la escuela. Además, los caracteres se simplificaron reduciendo el número de trazos. En la actualidad, un bachiller debe conocer toda la lista de kanji “formales” (o Tôyo), que consta de unos 1.900 caracteres y un número total de lecturas posibles que triplica esa cantidad.
Los kanji pueden resultar engañosos, ya que algunos pueden tener hasta casi doce lecturas posibles: de hecho, al enfrentarse a algún topónimo poco familiar, la mayoría de japoneses no pueden más que aventurar una pronunciación aproximada. Un aspecto que demuestra que los kanji son un hueso de roer también para los propios japoneses.
Pfff!! sí que son difíciles y raros sus trazos. Yo me he aprendido el hiragana y el katakana. Por el momento dejaré a un lado los kanjis ¬¬'
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