Mi llegada a Japón ha venido acompañada de dos días de lluvia intensa e ininterrumpida. La culpa la tiene un tifón que esta descargando su fuerza en la llanura del kanto (donde esta situado Tokyo) y que de alguna manera ha empañado mis primeras jornadas en el país nipón. Ayer no pude salir de la residencia ya que tenía que estar atento a la devolución de mi maleta, pero hoy, y pese al mal tiempo, después de empezar mi curso de japonés he decidido aprovechar el día paseando.
Después de acostumbrarme a las miradas y a ser el único extranjero (gaijïn, como ellos dicen de forma un tanto peyorativa) de los vagones del metro, mis primero pasos me han conducido a un gran centro comercial situado en la zona de Nakano, cerca del barrio donde vivo. Destacar la segunda de sus plantas, un verdadero gozo para los amantes del manga, el anime, el merchandising y el frikísimo en general. De entre sus tiendas me quedo con Mandarake (una de las franquicias con más renombre de Japón) y su inacabable cantidad de estanterías repletas de cualquier manga habido y por haber.
Después de acostumbrarme a las miradas y a ser el único extranjero (gaijïn, como ellos dicen de forma un tanto peyorativa) de los vagones del metro, mis primero pasos me han conducido a un gran centro comercial situado en la zona de Nakano, cerca del barrio donde vivo. Destacar la segunda de sus plantas, un verdadero gozo para los amantes del manga, el anime, el merchandising y el frikísimo en general. De entre sus tiendas me quedo con Mandarake (una de las franquicias con más renombre de Japón) y su inacabable cantidad de estanterías repletas de cualquier manga habido y por haber.
Un par de horas más tarde y harto de tanta tienda, me dispuse a coger la Yamanote Line (la línea de ferrocarril más famosa de la compañía Japan Railways organizada alrededor del palacio imperial, en el centro de la capital nipona) para visitar el barrio de Ikebukuro. Otra “ciudad” llena de luces, colores y sonido por doquier, donde abundan los centros recreativos y de pachinko (la maquina tragaperras nacional japonesa), los restaurantes, las tiendas de electrónica y los karaokes. Andar por cualquier calle de la antigua Edo es una gozada para todos los sentidos y en cada esquina puede sorprenderte algo nuevo. En Tokio todo el mundo puede satisfacer sus necesidades de ocio.
Para terminar “el día del tifón” decidí ir a visitar uno de los paseos más famosos de la capital, Omotesando. Una gran avenida del estilo de Champs-Élysées en París, donde las marcas de ropa más conocidas se dan cita una detrás de otra en grandes escaparates luminosos.
Parece que las previsiones apuntan a que el tifón pasará de largo esta noche para amanecer otra vez con sol. Espero contaros más cosas mañana de esta magnífica ciudad.
Parece que las previsiones apuntan a que el tifón pasará de largo esta noche para amanecer otra vez con sol. Espero contaros más cosas mañana de esta magnífica ciudad.
eiiii
ResponderEliminarTiu k be k redactes xD, estic emocionat jo i tot i aixo k no estic alla, sembla tot increible no??
wueno ja nire llegin amb ilusió les teves aventures!!