domingo, 27 de junio de 2010

La transición hacia la era moderna (2)

Al mal momento económico que asolaba el país, se unieron durante el siglo XVIII un conjunto de hambrunas, inundaciones, plagas y erupciones volcánicas que no hicieron más que empeorar la situación de Japón. En la sociedad pseudo-capitalista en qué se estaba convirtiendo el país no existía un funcionamiento fiscal adecuado para beneficiarse de la nueva clase comerciante que ya había empezado a enriquecerse. El shogunato concedió monopolios sin revisar impuestos y se obligó a llevar a cabo prestamos forzosos (goyokin) fuente de tensión con comerciantes y samuráis. Tensiones que, unidas a los cambios y las transformaciones económicas, serían las causas de un conjunto de alzamientos contra el bakufu en distintas ciudades.

A partir de 1800, los disturbios se generalizaron y los cabezas de turco, en este caso, pasaron a ser los señores feudales, quienes verdaderamente tenían el poder político. Estos disturbios agrupaban distintas clases sociales (samuráis incluidos) y se caracterizaron por una fuerte violencia (ataques contra los daimyo, agricultores ricos, comerciantes etc). A su vez, en las ciudades, lo rumores de las hambrunas que asolaban los territorios aumentaron y empezaron a escasear los productos que llegaban a los comerciantes, obligados a subir los precios hasta llegar a multiplicarlos.



Las consecuencias de todo ello fueron más alzamientos, más violentos y de carácter más político. Para terminar con toda la inseguridad, Mizuno Tadakuni, amigo del shogun Tokugawa Nariaki, pondría en liza un paquete de reformas basadas en el pasado: Las Reformas Tenpô. Un elevado número de decretos que no ayudaron en nada y en el futuro se convertirían en una de las causas directas del posterior golpe de estado. El bakufu, por su parte, será incapaz de llevar a cabo reformas profundas que pudiesen cambiar la situación de inseguridad constante que vivía el país. No así los territorios controlados por los señores de Choshu y Satsuma (artífices del cambio de gobierno) que llevarían a cabo sus propios cambios con gran éxito.

La llegada de los occidentales fue otro de los factores clave para la disolución del gobierno Tokugawa. Los primeros en llegar fueron los portugueses y los españoles con la clara misión de extender el cristianismo dentro del archipiélago nipón. En sus naves, los recién llegados cargaban con armas de fuego como los arcabuces que impresionaron a los daimyo de la isla de Kyushu. La posibilidad de establecer contactos comerciales con los extranjeros era factible pero el shogunato lo vería con otros ojos. La prioridad del nuevo gobierno era la de pacificar y unificar el país y el comercio junto al proselitismo cristiano no lo hacían posible. Finalmente, en 1635 se prohibió que nadie saliera del país y el año siguiente se expulsaría a todos los extranjeros (menos los holandeses situados en la isla de Dejima). Empezaba de este modo el período de aislamiento con el exterior.

sábado, 26 de junio de 2010

La transición hacia la era moderna (1)

Hace un par de semanas que no actualizo el blog. La razón es simple, temporada de exámenes en la universidad. Acabo de terminar mi licenciatura en Estudios Asiáticos, a la espera de volver a Japón a partir de setiembre con una beca de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad Autònoma de Barcelona. Mi objetivo es mejorar mis conocimientos en el idioma, conocer más el país, su gente y su cultura y como no, seguir aportando mi granito de arena a este blog.

En los próximos capítulos intentaré explicar de forma detallada las causas que llevaron al país nipón a abandonar sus 250 años de letargo y encierre internacional durante la época Tokugawa (1600-1865/68). Con la Restauración Meiji, Japón iniciaba su era moderna y los cambios estructurales que se irían sucediendo a partir de ese momento permitirían al país situarse como la segunda potencia mundial (sólo por detrás de los Estados unidos) en poco más de 50 años.

La revolución urbana que sufrió Japón a partir del siglo XVII comportó un crecimiento de las ciudades nunca visto hasta la fecha. Edo (Tokyo a partir de 1868) contaba con 1 millón de habitantes y había cinco ciudades más que superaban los 100.000. Alrededor de estas urbes (jokamachi) empezaron a nacer mercados que, en poco tiempo, asumieron importancia dando vida a una nueva clase social, los comerciantes.

Durante esta época, los samuráis, que desde 1637 ya no tenían confrontaciones (trabajo) empezaron a sufrir las transformaciones económicas y sociales del país. Con el estipendio que les quedaba de los señores feudales tenían suficiente, pero al poco tiempo tuvieron que espabilarse a buscar nuevos trabajos si querían seguir manteniendo el nivel de vida que se llevaba en las ciudades. Ellos eran los grandes consumidores de cultura y rápidamente empezaron a depender de los comerciantes: “Te compro lo del año que viene y te lo pago ahora”, les decían. Además, a finales del siglo XVIII y principios del XIX los daimyo les redujeron sus honorarios ya que estos también empezaban a estar atados económicamente con cuestiones como la sankin kôtai (que comportaba gastos en infraestructuras a lo largo del viaje) y los samuráis se empezarán a ver como parásitos, sin trabajo, sin relación con sus señores etc.



Los daimyo que habían ayudado a Ieiasu Tokugawa a salir victorioso de la batalla de Sekigahara (1600) serán los grandes beneficiados con territorios de grandes extensiones, no así los daimyo tosama situados al sur-oeste y al nor-oeste, apartados del centro del shogunato, que por estar en contra de la familia Tokugawa sufrieron grandes problemas económicos.

Los daimyo de Choshu, Tosa y Satsuma serán los grandes perjudicados en este sentido y en un futuro se convertirán en los principales instigadores de la revuelta en contra del bakufu (gobierno nipón regentado por la familia Tokugawa). Decidirán ampliar las zonas cultivables para hacer frente a los gastos de la sankin kôtai, aumentarán los impuestos por la tierra y empezarán a monopolizar actividades manufactureras como la producción de papel, de azúcar o de tabaco. Con todo, los señores feudales se verían incapaces de establecer políticas fiscales sobre los comerciantes, que acaparaban ya gran parte del poder económico del país, y a la vez, el gobierno de la familia Tokugawa empezaría a tener déficit pese a su gran autoridad y fortuna.

jueves, 10 de junio de 2010

El budismo en Japón

Empezé este blog, casi un año atrás, con un artículo que resumía el amalgama de religiones que conviven en Japón. Creo que ya va siendo hora que hablemos más detalladamente del budismo, una filosofía seguida por 75 de los 130 millones de personas que actualmente conforman el archipiélago nipón.

El budismo que se practica en China, Corea y Japón es mayoritariamente del tipo Mahayana, la corriente laica que surge del budismo original. Desde su entrada en los siglos V-VI d.C se formaron unas cuantas escuelas que interpretaron a su manera cual era la mejor forma de llegar al Nirvana o al estado búdico del “despertar“. La más importante fue la escuela Zen o variable del budismo Chan proveniente de la China.

Rinzai Zen

Su fundador fue Myoan Eizai, quién viajo a la China para practicar el budismo de la Escuela de la Plataforma Celestial. Una vez allí se intereso por la vertiente china, el Chan, y al volver a Japón impulsó una forma especial de entender esta forma de budismo. Ideó el sistema de los Koan o acertijos absurdos sin respuesta aparente que lo único que pretendían era que el discípulo encontrara una respuesta fuera del pensamiento lógico y razonable. Implantó el Zazen como método de meditación estricta en posiciones rígidas durante días, semanas, meses incluso años. Un método que todo el mundo tenía que hacer de cara al vació para no distraer la mente. A su vez, estableció que los maestros pudieran dirigirse a los practicantes para darles consejos e incluso se les permitía mantener entrevistas personales. Además, los monjes debían dormir mirando al techo. Finalmente, uno de sus discípulos, Dogen, tomó la decisión de viajar a la China, como años antes había hecho su maestro y al volver, después de cuatro años, formó la rama del Soto Zen.



Soto Zen

Se trata de una escuela aún más rígida que su predecesora, más estricta. Por un lado, Dogen decidió prescindir de los Koan ya que solo hacían que entorpecer el único y principal propósito de los practicantes, la meditación. Para la escuela Soto lo único que era válido era el Zazen, una práctica que en este caso debía hacerse de cara a una pared blanca. Los discípulos no podían preguntar a los maestros y estos estaban autorizados a dar golpes de atención, en sentido estricto, si apreciaban signos de flaqueza en las posturas meditativas. Dogen cambió también la forma de dormir de los practicantes que, en esta ocasión, debían hacerlo sobre el costado derecho de su cuerpo. Finalmente, esta escuela niega rotundamente el Satori o “flash del despertar”.

Escuela del Loto Solar o la Escuela de Nichiren

Esta escuela, más moderna que las dos anteriores, se formó durante el siglo XIII. Nichiren, su fundador, siguió durante un tiempo la Escuela de la Tierra Pura, pero tuvo una revelación donde entendió que ese método no era el apropiado. Así, se decidió por seguir el Sutra del Loto (los Sutra son textos escritos por los seguidores del Buda original, donde se recogen las enseñanzas del mismo, sus palabras) y a recitar su título sin cesar ya que este iba dirigido a Shakya Muni, el Buda fundador. Nichiren pasará a la historia por su intransigencia e intolerancia ya que ordenaba a sus fieles que no hicieran amistad con ninguna persona de otra escuela. Pensaba que esto solo conllevaría interferencias en sus enseñanzas ya que todas las demás escuelas, según él, eran herejes. En la actualidad la Escuela de Nichiren es la segunda en popularidad en Japón congregando un 30% de los 75 millones de devotos budistas del país.



Escuela Obaku

Su fundador fue Yin Yuen, un monje chino, calígrafo y poeta conocido en Japón como Ingen. Enseño un budismo que incorporaba la figura del buda Amida con una mezcla de Zen que contaba con elementos de la Escuela de la Tierra Pura. Sus enseñanzas partían de los mantra (resúmenes escuetos de los Sutra, donde el valor residía en su sonoridad al ser recitados).

Así ya sabeis un poco más sobre las distintas escuelas del budismo en Japón.

viernes, 4 de junio de 2010

9 meses después... nuevo primer ministro

Japón tiene nuevo primer ministro. Naoto Kan se ha convertido este jueves en el sexto jefe del Ejecutivo nipón desde setiembre de 2006, después de Junichiro Koizumi, Shinzo Abe, Yasuo Fukuda, Taro Aso y el que fuera hasta el miércoles primer mandatario, Yukio Hatoyama. Así, este japonés de 63 años, ex ministro titular de Finanzas junto a Hatoyama, se convierte en el primer ministro número 94 de la historia de Japón.

Yukio Hatoyama había anunciado este miércoles su decisión de dejar su cargo después de no poder cumplir su principal promesa electoral, trasladar la base estadounidense de Futenma situada en Okinawa. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Japón aceptó convertirse en el socio principal de los Estados Unidos firmando el Tratado de Seguridad de San Francisco en 1951. En este, se hacía hincapié en qué Japón no volvería a ser una amenaza para la paz mundial y junto al artículo 9 de la Constitución japonesa de 1947, que le impedía tener un ejército, el país asiático pasó a formar parte del paraguas de seguridad estadounidense. Desde entonces, los americanos tienen bases militares en suelo nipón, un hecho que ha llevado consigo infinidad de conflictos entre autóctonos y militares (peleas, saqueos e incluso violaciones).

Tras arrasar en las elecciones del pasado mes de setiembre, donde el Partido Democrático de Japón (PDJ) consiguió desbancar al Partido Liberal Demócrata (PLD) después de 55 años ininterrumpidos en el poder (tan sólo un by pass entre 1993-1994), Hatoyama arrancó su mandato con una serie de propuestas que le llevaron a tener índices de popularidad que hasta la fecha tan sólo había conseguido Junichiro Koizumi. Aún así, el ex primer ministro vió como la popularidad de su gabinete descendía mes a mes sin signos de remontada hasta llegar al 17% de aprobación ciudadana en uno de los últimos estudios. Parece ser que la decisión de Hatoyama de no trasladar la base de Futenma fuera de Okinawa, juntamente al abandono, el domingo pasado, de su socio minoritario en la coalición de gobierno, el Partido Social Demócrata (PSD), y los escándalos financieros que rodeaban al partido y sobre todo a Ichiro Ozawa, hombre fuerte del gabinete y secretario general del PD, terminaron por costarle el puesto a Yukio Hatoyama. Horas antes de que Naoto Kan fuera escogido nuevo presidente del Partido Democrático, el gabinete nipón decidió dimitir en bloque como paso previo obligado después de la renuncia de Hatoyama. Kan recibió el apoyo de 313 de los 477 diputados presentes en la Cámara de Representantes japonesa, en la que su partido tiene mayoría.



Dimitir por el bien del país se ha convertido en una constante en Japón Los últimos cuatro primeros ministros no han superado de media el año de mandato. Japón vive tiempos difíciles desde hace más de una década con un PIB que no supera el 1,5% de media anual desde 1997 con la Crisis Asiática. Además, los gobiernos de turno no ha sido capaces de llevar a cabo medidas estructurales a nivel financiero o en relación a las políticas sociales (caso de las pensiones, en una sociedad que tiene una tasa de hijos por mujer del 1,35%, la más baja de todos los países desarrollados).

Tendremos que esperar al próximo 11 de julio para ver si realmente el PDJ es capaz de solventar la situación sacando un buen resultado en las elecciones legislativas para la Cámara Alta.