viernes, 23 de abril de 2010

El atún rojo

El artículo de hoy es más bien una curiosidad. La gastronomía es quizás uno de los aspectos que más atraen de la cultura japonesa. Concretamente el sushi, sin duda el plato más conocido y atrayente para los occidentales. Pero no voy a hablaros de este, ni de sus variantes sino que quería hacerme eco de un estudio reciente publicado por la revista científica Biology Letters.

Hace unas semanas comentaba la problemática existente alrededor del sushi y como Japón no estaba dispuesto a acatar la prohibición de caza del atún rojo (pieza más preciada por los restaurantes y gourmets de esta especialidad) surgida del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre. ¿Y para que toda esta presentación os preguntareis? Pues bien, y aquí viene el quid de la cuestión, los investigadores del instituto de Genómica Comparativa del Museo de Historia Natural y de la Universidad Rutgers (ambos en EE.UU.) han descubierto que el atún rojo contiene más cantidad de mercurio que otras especies como el atún claro. Este metal, ingerido en exceso y de forma prolongada podría llegar a causar ceguera.




La muestra del estudio analizó 100 piezas de sushi de restaurantes y supermercados de Nueva York, Nueva Jersey y Colorado (tres ciudades de EE.UU.) y los autores descubrieron que todas ellas presentaban niveles de mercurio superiores o cercanos al límite establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, los ejemplares de atún rojo, de mayor calidad gastronómica, presentan cantidades más altas que los de atún claro, ofertado en los supermercados. Parece que el mercurio tiene tendencia a acumularse en los músculos y en los tejidos poco grasos, típicos del atún rojo. Asimismo, este pez come tres veces más que el claro, devido el elevado gasto energético que conlleva la regulación de su temperatura, algo que no necesita el atún claro al hallarse en aguas más cálidas.

Así pues ya conocéis una curiosidad más sobre el sushi y es que a veces, la buena calidad de los alimentos no va ligada a la salud.

Artículo sacado del periódico Público del 22 de abril

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