Los medios de comunicación de masas siempre han jugado un papel muy importante a la hora de crear opinión pública. Desde que aparecieron los primeros periódicos, su influencia no paró de crecer. Son un instrumento muy útil para la gran mayoría de sectores de la sociedad y la política no es una excepción. Europa fue cuna de las publicaciones periódicas que surgieron por varios motivos, el más claro, aparentemente, era el de informar a los lectores de todos aquellos sucesos que iban ocurriendo día tras día. Una faceta meramente informativa.
Con todo, el desarrollo de los entramados sociales convirtieron los nuevos medios de comu nicación de masas en auténticos bumerans o armas de doble filo. Por un lado, los cargos políticos serían capaces de utilizarlos para enviar mensajes a sus conciudadanos, el mejor escaparate para captar votantes. Por el otro, el hecho de que las noticias llegaran a todo el mundo abría la puerta a las críticas.
Los periódicos llegaron también a Japón. Lo hicieron en forma de innovación tecnológica y aparecieron en un momento en el cual el país se encontraba sumido en reformas estructurales que lo conducirían a la era moderna, la Restauración Meiji. Se explicaban las nuevas políticas, los avances y todas aquellas reformas que el gobierno tenía en mente para transformar el país y abandonar, de una vez por todas, el oscuro Periodo Tokugawa. A su vez se daban a conocer los objetivos que iban cumpliéndose y las normas que, a partir de ese momento, debían regir el país..
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