lunes, 24 de mayo de 2010

Tokio Blues: la piedra angular de Haruki Murakami (1)

Quizas no sea el lugar más adecuado pero me gustaría dedicar el post de hoy a mi novela favorita, Tokio Blues.

Tokio Blues (Norwegian Wood - 1987) es, sin lugar a dudas, la obra cumbre de Haruki Murakami. Tan solo en Japón vendió 4 millones de ejemplares convirtiéndose así en uno de los personajes más conocidos del país a finales de los años ochenta. Se había convertido en un ídolo para la gente joven, pero sus lectores habituales recibieron la obra con frialdad. Acostumbrados a una prosa mucho más enérgica, acompañada de elementos fantásticos y sobrenaturales como El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, vieron en Tokio Blues una desviación non grata de su estilo. La prensa empezó a asediar día y noche a un Murakami que, si ya de por sí tenía un carácter introvertido, a partir de ese momento decidió encerrarse en su casa. Apenas salía y cuando lo hacía era para practicar su gran afición, el atletismo. La presión social generada a partir de la publicación de esta obra tuvo como consecuencia el abandono del país por parte de Haruki Murakami, quién decidió pasar unos años de su vida entre Europa y Estados Unidos. En este periplo fuera de su país natal el autor pudo relajarse y escribir varias obras: El elefante desaparece (1993), Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1995), Baila Baila Baila (1998), Al Sur de la frontera, al este del Sol (1999) y Sputnik, mi amor (1999).

Centrándonos ya en la historia o argumento de Tokyo Blues esta nos presenta un hilo argumental aparentemente sencillo, algunos incluso podrían tacharlo de predecible. Después de unas primeras páginas un tanto desconcertantes, donde encontramos a los dos protagonistas, Toru Watanabe y Naoko, andando y hablando por un paraje verde la historia nos sitúa en el Japón de finales de los años 60. Toru Watanabe, el protagonista, será quién nos cuente, a modo de flashback, sus primeros años de universidad y el paso a la vida adulta en el Tokio de la época. Un universitario que, pasado ya un año del suicidio de su mejor y único amigo de la infancia, Kizuki, se reencuentra por casualidad con la que fuera novia de este, Naoko.



Empieza así una relación de amistad/amor/atracción que, al poco tiempo, se verá truncada debido a los graves problemas psicológicos de la chica. Sin saber cómo, sumido en la tristeza y la confusión provocadas por la marcha repentina de su reencontrada amiga de la infancia, Watanabe es arrastrado a un aspiral de sexo sin sentido incentivado por la relación mantenida con Nagasawa, único “amigo” en la residencia de estudiantes. Esta nueva vida sin Naoko sume en la desesperación al protagonista, que utilizará el sexo como escusa para sentirse vivo hasta que un día se cruce en su camino Midori, compañera suya en una de las clases de teatro de la universidad. Una chica guapa, atrevida, vital y con cierto pesar en sus espaldas, que ofrecerá a esta historia llena de soledad unos diálogos sin igual y las gotas de humor necesarias. Una chica que terminará enamorando al protagonista, aturdiéndole aún más y acrecentando la gran disyuntiva de la novela: ¿Esperar a la recuperación de Naoko o mejor apostar por un futuro seguro junto a Midori?

En el próximo artículo seguiré comentando un poco más la novela. Nos vemos!

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