Viajando hacia el sur, y a tan solo 1 hora camino en tren desde Tokio se encuentra la ciudad de Kamakura. Capital del budismo zen, esta ciudad costera cuenta con el honor de estar rodeada de estupendos parajes verdes por tres de sus costados y por el Océano Pacífico en el cuarto. Kamakura pasó a los anales de la historia japonesa por ser la capital de la primera regencia militar y desde 1192 el shogun (caudillo) Minamoto Yoritmo convirtió la ciudad en su cuartel general. Hasta 1333, la ciudad de Kamakura se convirtió, de facto, en la capital política y cultural del país y en ella se erigieron templos de tamaños inverosímiles y obras de arte influidas, muchas de ellas, por el budismo zen. La ciudad cuenta con más de 65 templos budistas y 19 santuarios sintoístas y la gran mayoría se conservan en perfecto estado pese la violencia que caracterizó el medievo japonés.
A diferencia de Tokio, en Kamakura los templos son los que encuentran al viajero. Con un simple donativo en forma de entrada, uno puede disfrutar de recintos naturales de una belleza inigualable, pasear por los alrededores de los templos sagrados y contemplar la serenidad, pureza y tranquilidad que desprende esta ciudad. Engaku-ji, Tokei-ji, Kencho-ji o Tsurugaoka-Hachimangu son algunos de los lugares a visitar bajando desde la estación de Kitakamkura. Este último, dedicado al Dios de la Guerra, Hachiman, es uno de los más emblemáticos y cada 16 de Septiembre se celebra en el un festival, que rememora las ofrendas que los shogunes del clan Minamoto hicieron al Dios Hachiman por haberles ayudado a derrotar a sus enemigos los Taira en las guerras Genpei (1180-1185). El yabusame, nombre que recibe el festival, es un antiguo ritual samurai en el que arqueros montados a caballo disparan sus flechas contra unas dianas mientras cabalgan su corcel.
Para quién tuviera alguna duda, la representación ha sido seguida por centenares y centenares de ávidos japoneses dispuestos a captar la mejor instantánea del acontecimiento.
Desde el templo de Hachiman discurre una de las avenidas principales de la ciudad. Restaurantes, tiendas de souvenirs y de ropa se amontonan para hacer de esta la pequeña Ginza de Kamakura. Siguiendo este paseo se llega al recinto del Gran Buda o Daibutsu. Se trata de uno de los monumentos más conocidos del país nipón y una de las principales bazas de las agencias de viaje. Sin haberlo contemplado en directo es posible que muchos lo hayáis visto en foto. Una vez delante del coloso de 11 metros y 93 toneladas es imposible quedarse indiferente y se aconseja contemplarlo a cierta distancia para poder apreciar toda su grandeza. Sin duda una experiencia inolvidable, de la que difícilmente podré olvidarme.
A continuación pongo las fotos de la excursión. Por orden veréis el templo de Engaku-ji, Tokei-ji, Tsurugaoka-Hachimangu y finalmente el Daibutsu.
A diferencia de Tokio, en Kamakura los templos son los que encuentran al viajero. Con un simple donativo en forma de entrada, uno puede disfrutar de recintos naturales de una belleza inigualable, pasear por los alrededores de los templos sagrados y contemplar la serenidad, pureza y tranquilidad que desprende esta ciudad. Engaku-ji, Tokei-ji, Kencho-ji o Tsurugaoka-Hachimangu son algunos de los lugares a visitar bajando desde la estación de Kitakamkura. Este último, dedicado al Dios de la Guerra, Hachiman, es uno de los más emblemáticos y cada 16 de Septiembre se celebra en el un festival, que rememora las ofrendas que los shogunes del clan Minamoto hicieron al Dios Hachiman por haberles ayudado a derrotar a sus enemigos los Taira en las guerras Genpei (1180-1185). El yabusame, nombre que recibe el festival, es un antiguo ritual samurai en el que arqueros montados a caballo disparan sus flechas contra unas dianas mientras cabalgan su corcel.
Para quién tuviera alguna duda, la representación ha sido seguida por centenares y centenares de ávidos japoneses dispuestos a captar la mejor instantánea del acontecimiento.
Desde el templo de Hachiman discurre una de las avenidas principales de la ciudad. Restaurantes, tiendas de souvenirs y de ropa se amontonan para hacer de esta la pequeña Ginza de Kamakura. Siguiendo este paseo se llega al recinto del Gran Buda o Daibutsu. Se trata de uno de los monumentos más conocidos del país nipón y una de las principales bazas de las agencias de viaje. Sin haberlo contemplado en directo es posible que muchos lo hayáis visto en foto. Una vez delante del coloso de 11 metros y 93 toneladas es imposible quedarse indiferente y se aconseja contemplarlo a cierta distancia para poder apreciar toda su grandeza. Sin duda una experiencia inolvidable, de la que difícilmente podré olvidarme.
A continuación pongo las fotos de la excursión. Por orden veréis el templo de Engaku-ji, Tokei-ji, Tsurugaoka-Hachimangu y finalmente el Daibutsu.
Hola Pau, quina passada els temples que hi ha en aquesta ciutat i el Gran Buda. Tot i la grandiositat sembla respirar pau.
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