sábado, 2 de julio de 2011

El camino hacia la democracia Taishô (2)

En política exterior, Japón seguía atado de pies y manos por culpa de los tratados desiguales, pero poco a poco se fue abandonando el argumento del sonno jôy (Japón para los japoneses y expulsar a los extranjeros) para empezar a respetar lo que el bakufu Tokugawa había firmado con las potencias occidentales.

Aún así, el país seguía sin tener la suficiente experiencia con los foráneos y se verá obligado a convivir con una realidad marcada por la voluntad de renegociar los tratados desiguales. De esta voluntad nació la misión Iwakura en 1873. Una visita a occidente (Europa y América) por parte de una delegación integrada por los 30 políticos e intelectuales más importantes del Gobierno Meiji. El viaje demostró que Japón aún estaba muy atrasado a nivel tecnológico, científico y político, de esta forma les sería imposible poder liberarse de la firma de los tratados.





Europa se había convertido, a ojos de los japoneses, en el futuro y querrán igualar lo que Occidente había conseguido los últimos 50 años. Al volver al archipiélago, Itô Hirobumi (hombre fuerte del Gobierno Meiji) asumiría todo el peso en la redacción de la nueva Constitución. En 1888 el Daijokan sería sustituido pasando a un sistema parlamentario y se creará un nuevo sistema funcionarial.

Durante estos años empezaron a surgir diversos partidos políticos como el Partido de los Patriotas, el Kaishinto, que proponía un gobierno bicameral de estilo inglés, o el movimiento Minken, formado por pequeños grupúsculos. Estos movimientos empezarían a convertirse en una seria amenaza para el gobierno y las consecuencias no se hicieron esperar. El ejecutivo terminó por ceder a las exigencias de los partidos y se comprometió a diseñar una nueva Constitución a diez años vista (1889).

No hay comentarios:

Publicar un comentario