sábado, 2 de julio de 2011

El camino hacia la democracia Taishô (3)

Años atrás, incluso los conservadores del propio Gobierno Meiji se habían percatado de la necesidad de elaborar una Carta Magna. Una Constitución donde el emperador fuera el único soberano y donde se instaurara una cámara alta y una cámara baja de modelo europeo. Se incorporó por primera vez el voto censatario masculino y entre otras muchas cosas el ejército pasó a depender del emperador. La burocracia quedaba exenta del control parlamentario y la responsabilidad ministerial pasó a recibirse de manos del emperador. En definitiva, el emperador se había convertido en la piedra angular del nuevo texto constitucional meiji.

Otro punto clave para devenir un país desarrollado era demostrar que se poseía un ejército fuerte, de primer orden, capaz incluso de conquistar territorios si hiciera falta. Las dificultades harían plantearse la posibilidad de un Japón alejado de Asia.

El cambio de soberanía fue aceptado en general, pero no así el pago del día a día. Con el nuevo sistema fiscal era obligado pagar el tributo y este no podía ser condonado. Un hecho que provocó de nuevo revueltas por parte de los samuráis y de campesinos a quienes se había prometido una rebaja de la carga impositiva.



El Gobierno Meiji se vio atado debido a la gran cantidad de deudas que tenía. A su vez, surgieron divergencias a la hora de conseguir el consenso entre las élites. Algunos buscaban influencias del exterior desde una postura conservadora y otros querían reformas estructurales mucho más profundas.

Reformas que serían necesarias a partir de las exigencias de vasallaje del país nipón hacia Corea. Los coreanos se negarían, un hecho que provocó la ira de algunos de los hombres fuertes del gobierno que hablarán incluso de la posibilidad de invadir Corea.

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