La Constitución de 1947, también nombrada La Pacífica, consta de 103 artículos que conforman la norma situada en la cúspide del ordenamiento jurídico del país nipón. Un documento escrito que establece y regula las reglas del juego, las relaciones entre los diferentes entes políticos y que no puede ser contradicha por ningún tipo de ley. Con su promulgación, acabaron todas aquellas disposiciones propias de una sociedad feudal y emanó un nuevo sistema democrático. En el preámbulo de la nueva norma se vislumbra una clara voluntad democrática al hablarse de que la soberanía del poder reside en el pueblo, y no en manos del emperador como sucedía en la antigua constitución Meiji de 1889.
Muchos hablan de que la Constitución del 1947 fue impuesta por los americanos en un contexto sociopolítico marcado por la derrota y la sumisión japonesa a los aliados vencedores de la contienda mundial. A los japoneses se les vendió la nueva carta magna como una reforma, cuando de hecho no era más que una nueva constitución, donde lo único que se mantenía era la figura del emperador como símbolo del Estado. Una estrategia basada en la real politique por parte de los americanos que querían ahorrarse tener en contra a toda la población japonesa.
En el preámbulo de la misma, quedaba ya patente el rechazo a la antigua forma de gobierno imperial al mismo tiempo que se acusaba a este de ser el principal causante de los horrores provocados por los japoneses durante la guerra. Una declaración de intenciones que pretendía ser el comienzo de un orden democrático basado en la soberanía popular y que a su vez buscaba enterrar los errores cometidos en el pasado. Los aliados, capitaneados por el general MCArthur tenían en mente demostrar que Japón era compatible con el sistema capitalista y con la democracia. El país nipón había matado más de 20 millones de personas en su intento de expansión por el Sureste asiático durante la Segunda Guerra Mundial, con lo cual tenía un deber pendiente con toda la comunidad internacional. Es posible que el polémico artículo 9, que prohíbe a Japón volver a tener un ejército armado y resolver los conflictos a través de la fuerza militar, sea, de puertas a fuera, un juramento a los países vecinos y al mundo entero de no volver a hacer uso de la fuerza militar. Aún así, y siendo el artículo 9 uno de los más importantes de la Constitución del 1947 Japón durante el contexto de Guerra Fría, desarrolló las Fuerzas de Auto Defensa (SDF) que de facto constituyen el ejército japonés y consumen parte del presupuesto nacional.
La existencia del polémico artículo y su posible modificación en vista de los últimos acontecimientos mundiales (terrorismo, guerras, estrategias geopolíticas) han recibido gran parte de las discusiones políticas sobre una posible revisión constitucional. Un punto que podría decidir el futuro próximo y la posición del país nipón en un contexto de política internacional y que sin duda requerirá tomar decisiones importantes en materia militar.
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