La intención del post de hoy era la de contaros mi paseo por el parque más grande e importante de la capital nipona, Ueno. No ha podido ser así. Nunca sabes como amanecerá el día en Tokio y hoy las nubes y la lluvia hicieron acto de presencia así que decidí posponer mi visita a Ueno para una mejor ocasión.
Así pues, mi cambio de planes me llevó al barrio de Shinagawa, al sur de la ciudad. A primera vista, parece otra zona empresarial, pero a la que empiezas a caminar te das cuenta de que Shinagawa es diferente, un barrio a la antigua, sin el bullicio de las grandes urbes como Shinjuku, Shibuya, Ginza o Roppongi. Calles tranquilas y estrechas donde apenas circulan bicicletas, con restaurantes pequeños ycasas antiguas. Como si de una burbuja se tratará y en ella no hubiera penetrado la vorágine de la tecnología. Shinagawa cuenta con dos templos importantes, Shinagawa-jinja y Ewara-jinja. Llegar a ellos no es fácil ya que, como la gran mayoría de santuarios religiosos, fueron construidos mucho antes que la urbanización de la ciudad y no se ven a simple vista. En ambos hay pequeñas construcciones protegidas por zorros (kitsune), mensajeros de los dioses y que encarnan a Inari (Dios Zorro como ya expliqué en su día en uno de mis artículos).
Así pues, mi cambio de planes me llevó al barrio de Shinagawa, al sur de la ciudad. A primera vista, parece otra zona empresarial, pero a la que empiezas a caminar te das cuenta de que Shinagawa es diferente, un barrio a la antigua, sin el bullicio de las grandes urbes como Shinjuku, Shibuya, Ginza o Roppongi. Calles tranquilas y estrechas donde apenas circulan bicicletas, con restaurantes pequeños ycasas antiguas. Como si de una burbuja se tratará y en ella no hubiera penetrado la vorágine de la tecnología. Shinagawa cuenta con dos templos importantes, Shinagawa-jinja y Ewara-jinja. Llegar a ellos no es fácil ya que, como la gran mayoría de santuarios religiosos, fueron construidos mucho antes que la urbanización de la ciudad y no se ven a simple vista. En ambos hay pequeñas construcciones protegidas por zorros (kitsune), mensajeros de los dioses y que encarnan a Inari (Dios Zorro como ya expliqué en su día en uno de mis artículos).
Los días en Tokio se terminan. A partir de mañana y hasta la semana que viene me dedicaré a viajar por Japón, más concretamente por la región del Kanto y de Kansai. Kamakura, Nikko, Nara y Kioto serán mis destinos y es muy probable que ya no tenga oportunidad de visitar nuevas zonas de capital nipona. Aún así, no podía terminar mi experiencia sin hacer otra parada en Akihabara (Akiba para los amigos) para admirar de nuevo su despliegue de luces, colores, edificios enormes y gran cantidad de gente rebuscando entre las tiendas de manga, anime, música, videojuegos y merchandising. La meca de los aficionados a esta cultura. Mirad las figuras de Kinikuman, que recuerdos...
A partir de mañana abandono temporalmente mis artículos sobre Tokio para centrarme en los destinos que voy a visitar. Hasta la próxima!
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