Madrid tiene la Puerta del Sol, Barcelona Plaça Catalunya y Tokio tiene a Hachiko. La pequeña estatua de este Akita de pedigrí situada en el barrio de Shibuya se ha convertido desde hace años en el punto de encuentro más popular entre la juventud tokiota. Encontrarla es fácil, ya que se erige en un lado de la plaza frente a la salida norte de la estación de Shibuya y los días de fiesta por la tarde, está cercada por multitud de chicos y chicas que esperan pacientes a que lleguen sus citas. La historia de este pequeño perro caló muy hondo en el corazón de los habitantes de la capital y es por eso que, a día de hoy, sería complicado encontrar a alguien que no estuviera familiarizado con ella.
Hachiko acompañaba cada día a su dueño, Ueda Eisaburo, a la Universidad Imperial de Tokio donde trabajaba de profesor. El perro, paciente, esperaba cada día horas y horas hasta que su amo saliera de su jornada laboral pero un día de primavera de 1925 el profesor sufrió un ataque al corazón mientras impartía clases. Impertérrito, el perro siguió acudiendo fiel a su cita diaria, a esperar a su amo, a pesar de que sus familiares lo habían trasladado a un nuevo hogar cerca del parque Yoyogi. Los viandantes se acostumbraron a la simpática presencia de Hachiko y, después de que el rotatitvo Asahi Shinbun publicara la historia en 1932, la fama del canino como símbolo de una lealtad casi samurái quedó perpetuada con una estatua de bronce en 19 inaugurada en presencia del desconcertado animal. Cuando el perro murió, con 13 años de edad, la responsabilidad de su imagen pasó a manos de los taxidermistas. Hachiko fue disecado con gran habilidad y a día de hoy puede verse en una urna del Museo Nacional de la Ciencia de Tokio.
La popularidad de la historia está a la par de la de la estatua, que como se ha apuntado constituye uno de los puntos de encuentro más concurridos de la ciudad. Tanto es así que, a menudo, es imposible encontrar a la persona citada entre la multitud que espera paciente divisar a quienes les ha prometido, quizás con un exceso de optimismo, encontrarse allí un sábado por la tarde. Cada 8 de abril se celebra una ceremonia especial en memoria de Hachiko
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