lunes, 19 de julio de 2010

El Japón expansionista (1)

Cuáles fueron las causas que llevaron a Japón a convertirse en una potencia imperialista durante los últimos años del siglo XIX y la primera mitad del siglo pasado? Porqué un país pacífico, que nunca había usado la fuerza contra sus vecinos, iniciaba ahora una etapa de conquistas coloniales? Intentar esclarecer preguntas como estas fue necesario para entender un poco más la idiosincrasia de un país que, en tan sólo 50 años, tuvo que dejar atrás su época feudal y avanzar hacia un estado moderno.

En los próximos dos artículos intentaré esclarecer un poco los motivos que llevaron a Japón a convertirse en una potencia belicista y expansionista.

Algunos como Kozo Yamamura, autor del artículo The Role of Meiji Militarism in Japan's Technological Progress plantearon la hipótesis de que la modernización del ejército y a su vez, las guerras de aquella época (China 1894-1895 y Rusia 1904-1905) ayudaron a desarrollar el entramado militar japonés, los astilleros subvencionados por el gobierno y las nuevas factorías, nido de absorción y diseminación de cultura y habilidades occidentales. Por otro lado, esta política ayudó en momentos cruciales a asumir la demanda necesaria para asegurar la supervivencia del pueblo japonés, y permitió el crecimiento del entramado empresarial privado en sectores como la construcción y la maquinaria industrial.

Fueron los avances tecnológicos y la producción de las industrias niponas, que permitieron al país poder beneficiarse de las oportunidades que les ofrecía la Primera Guerra Mundial a nivel de mercado y de suministro de las tropas combatientes. Un crecimiento económico continuado que permanecería también durante el período de entre guerras ayudando a desarrollar sectores como la electricidad o la industria química. La velocidad de los japoneses a la hora de aprender fue tal que, durante la primera guerra sino-japonesa ya pudieron afirmar que, en cuestiones de diseño y construcción de navíos habían llegado al nivel de las potencias europeas y ya no necesitaban de su ayuda.



Por su parte, los astilleros de Nagasaki y de Hyogo, los más importantes del país, se vendieron durante los años 80 del siglo XIX a los zaibatsu Mitsubishi y Kawasaki respectivamente, que los convertirían en dos de las industrias más importantes de todo Japón durante las décadas siguientes. Cuando en 1893 la decisión de atacar la China ya se encontraba encima de la mesa, las industrias militares empezaron a trabajar las 24 horas del día con el objetivo de producir todo el material de guerra necesario para la empresa bélica. La derrota del apodado “país del medio” y el expansionismo sobre Corea y Manchuria (norte de la China) evidenciaron que una confrontación con Rusia era tan solo cuestión de tiempo. La guerra contra los rusos sirvió para que Japón se apropiara de la tecnología más moderna en cuanto a empresas privadas de maquinaria y componentes se refiere.

El nuevo Gobierno meiji, llegó a la conclusión de que si quería convertirse en un actor importante a nivel internacional no le quedaba más remedio que fortalecer el país y esto, pasaba por aumentar la fuerza militar y conseguir colonias tal y como en su día habían hecho los occidentales. En un primer momento se optó por incorporar especialistas occidentales a las factorías gubernamentales para mirar de crear un puente al know how occidental. A medida que se avanzaba en el tiempo y se iban sucediendo los distintos enfrentamientos, el Ejecutivo llegó a la conclusión de que la industria pública ya no era suficiente. Fue en ese momento cuando la empresa privada “saltó al ruedo” para dar un impulso definitivo a la producción de material de guerra.

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