lunes, 20 de junio de 2011

El comercio en templos y santuarios

El Sintoísmo y el Budismo practicados en Japón ofrecen a lo largo del año gran cantidad de celebraciones y festejos. Fiestas nacionales como el Obon (お盆), el Día de los Niños (子供の日) o la festividad de la Mayoría de Edad (せいじいんの日) y también locales como el Gion Matsuri (祇園祭り) o el Aoi Matsuri (葵祭) de Kioto.

Durante los festivales, los santuarios sintoístas y templos budistas parecen auténticos mercados. Decenas de puestos de comida son improvisados y en ellos se pueden degustar y comprar delicias como el tako yaki (bolas de pulpo a la plancha) y tallarines fritos, así como caramelos, juguetes, máscaras y recuerdos.



Los edificios principales venden ingentes cantidades de abalorios religiosos, en especial los omamori (amuletos japoneses) contra la adversidad y omiku-ji (tarjetas de la fortuna). Por unos yenes se puede sacar un palito numerado del interior de una caja; a continuación se recibe una tarjeta que se corresponda con ese número, para finalmente enrollarla y atarla a un árbol y de ese modo aumentar la buena suerte y evitar el mal.

Japón es considerado uno de los países más consumistas del mundo, donde el capitalismo ha llegado a límites inverosímiles. No es de extrañar que, incluso la religión, se haya convertido en una excusa para seguir fomentando este modelo económico basado en el mercado.

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