miércoles, 12 de agosto de 2009

La festividad de los difuntos: el Obon

El pragmatismo religioso es uno de los aspectos más peculiares del país nipón. Sintoísmo, budismo y también confucianismo, como ética del comportamiento, conviven en una sociedad que no excluye, sino que integra y transforma todo aquello que viene de fuera en beneficio propio. La confluencia de dos religiones tan arraigadas como son sintoísmo y budismo ha dado lugar a un sinfín de celebraciones, ritos y ceremonias que discurren a lo largo de todo el año. Una de las más importantes es la festividad del Obon o Día de los Difuntos, que se celebra entre el 13 y 16 de agosto.

Durante los cuatro días de celebración del Obon gran parte de los japoneses regresan a sus pueblos y aldeas natales para rendir culto a sus ancestros. Se limpian las tumbas y se deja comida en ellas a modo de ofrenda y es que dice la leyenda que durante estos días “se abren las puertas del mundo de las almas y los espíritus de los seres queridos retornan a sus hogares terrenales para visitar a sus familiares en vida”. El Obon es una festividad budista que se celebra en Japón desde el siglo VII a.C y es, en definitiva, una celebración en la cual familias enteras se dan cita en los cementerios para velar las tumbas de sus seres queridos. Se trata de un ritual que guarda gran similitud con nuestro 1 de Noviembre, Día de Todos los Santos.



Diversos eventos y festividades se dan cita a lo largo y ancho de toda la geografía japonesa. Usar los taiko (tambores de gran envergadura tocados con palillos de madera o bachi) y bailar Bon Odori (danzas tradicionales) sirve, de acuerdo con la tradición, para expresar agradecimiento a los antepasados. Otro de los rituales más representativos del Obon consiste en soltar pequeñas embarcaciones echas de papel en cualquier lugar donde haya agua, con el objetivo de escoltar a las almas de los ancestros en su regreso al más allá.

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