sábado, 4 de agosto de 2012

El hijo del dios Trueno

El blog se hace mayor. Han pasado ya tres años desde que inicié esta aventura en la red. Llegamos al post número 300 y por ello he decidido presentar una historia relacionada con uno de los artículos que más éxito han tenido a lo largo de la trayectoria de este espacio virtual. Se trata de una leyenda que cuenta con el hijo del dios Trueno, Raitaro, como protagonista.

El hijo del dios Trueno

Cerca del monte Hazukan, hace tiempo vivió un pobre campesino llamado Bimbo (en japonés bimbo significa pobre). Su parcela de tierra era tan pequeña que, a pesar de trabajar en ella desde la salida hasta la puesta de sol, apenas obtenía arroz suficiente para él y su mujer.

Un día, tras una prolongada sequía, Bimbo comprobaba compungido cómo sus brotes de arroz se habían secado por completo. Mientras observaba con temor cómo la naturaleza presegiaba una futura hambruna, la lluvia comenzó a caer copiosamente acompañada del estruendo de los truenos. Bimbo estaba a punto de resguardarse de la tormenta cuando un relámpago le deslumbró. El campesino rezó a Buda pidiendo protección. Cuando recuperó la vista descubrió sorprendido que había un bebé tendido en la hierba riendo y canturreando.

Bimbo cogió al pequeño en brazos y lo llevó a su humilde morada, donde su mujer recibió al muchacho encantada. Llamaron al niño Raitaro, Hijo del trueno, y vivió feliz con sus padres adoptivos. Nunca jugaba con otros niños pues le gustaba vagar por el campo, observar el agua del arroyo o las nubes en el cielo corriendo ligeras sobre su cabeza.

Con la llegada de Raitaro llegó también la prosperidad a Bimbo y su esposa, pues el muchacho podía convocar a las nubes y hacer que sólo lloviera en la parcela de su padre. Cuando Reitaro cumplió los dieciocho años, ya convertido en un apuesto joven, se despidió de Bimbo y su esposa, agradeciéndolos todos sus cuidados y cariño. Se transformó en un pequeño dragón blanco y alzó el vuelo. La anciana pareja corrió hacia la puerta de la casa y vieron cómo el dragón ascendía al cielo haciéndose cada vez más grande, hasta que finalmente se oculto tras una nube.

Cuando Bimbo y su esposa murieron, un dragón blanco bajó del cielo y grabó sus lápidas en memoria de Reitaro, el Hijo del trueno.

Historia sacada de Mitos y Leyendas de Japón. F. Hadland Davis. Satori Ediciones. 2008.

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