La leyenda dice que el emperador chino Yao era hijo de un dragón y muchos de los soberanos de China han sido descritos metafóricamente como “rostros de dragón”. Se dice que estas bestias poseen cabeza de camello, cuernos de ciervo, ojos de liebre y que su piel está recubierta de escamas de carpa. A su vez, sus zarpas son como las de un tigre con garras de águila, posee un largo bigote y guarda una joya brillante bajo su barbilla. Una descripción un tanto generalizada y es que se habla de dragones que poseen cabezas tan extraordinarias que no pueden compararse con nada procedente del reino animal. El aliento del dragón produce nubes de las que pueden llover agua, incluso fuego. Su cuerpo se contrae y se expande a voluntad y posee el poder de la invisibilidad y de la transformación.
Seguro que muchos de vosotros identificareis el personaje de la segunda foto, Shenron, del manga/anime Dragon Ball de Akira Toriyama.
El dragón es también uno de los signos del zodiaco y a su vez, el encargado de gobernar los cuatro mares que delimitan la tierra habitable según la mitología china. Existen cuatro reyes Dragón. El Dragón Celestial, que gobierna las mansiones de los dioses; el Dragón Espiritual, encargado de dominar la lluvia; el Dragón Terrenal, quién marca el curso de los ríos y el Dragón del Tesoro Oculto o guardián de los metales y las piedras preciosas.
Para terminar, una historia de dragones:
Un dragón blanco que vivía en un lago de Yamashiro se transformaba cada cincuenta años en un pájaro llamado O-Goncho, cuyo canto se parecía al aullido de un lobo. Cada vez que el pájaro surcaba los cielos se producía una terrible hambruna. Una vez, mientras Fuk Hi observaba el Río Amarillo, apareció un dragón amarillo y le entregó un pergamino en el que estaban escritos unos caracteres extraños. Se dice que éste es el origen legendario del sistema chino de escritura, los futuros kanji japoneses.
Historia sacada de Mitos y Leyendas de Japon. F. Hadland Davis. Satori Ediciones. 2008.
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