Los últimos estudios sobre sexualidad en el país del sol naciente apuntan que, una vez casados, un alto porcentaje de matrimonios deja de mantener relaciones sexuales de forma asidua. El sexo ha llegado a convertirse en una “carga” para muchos matrimonios japoneses. En la actualidad, sigue siendo el hombre quien dedica la mayor parte de su tiempo a la empresa y cuando llega al domicilio familiar lo hace cansado, sin ganas de intimar con su pareja. Muchos de ellos, incluso, prefieren ocupar su tiempo con revistas eróticas y sex shops antes que mantener relaciones “reales” con sus conyugues. No es de extrañar que muchas mujeres japonesas decidan mantener relaciones extramatrimoniales, a sabiendas de sus maridos, con el fin de satisfacer sus necesidades de sexuales.
Por el contrario, el negocio del sexo en Japón es uno de los más rentables. En ocasiones controlados por las mafias (la yakuza), los locales donde se ofrecen servicios de índole sexual están a la vista de paseantes y curiosos. Los denominados barrios del placer, nacidos en el actual Tokio durante la época Edo, siguen teniendo su réplica en los distritos más modernos de la gran mayoría de ciudades japonesas. Sex shops, locales de masaje, servicios de citas etc. En definitiva, negocios donde se comercia con el sexo.
En Tokio y en su periferia se tolera el comercio sexual, y los “establecimientos para adultos” hacen gala de sus mercancías. La industria del sexo, orientada sobre todo a los hombres, sustenta sus pilares sobre gran cantidad de revistas y guías que ofrecen desde los números de teléfono hasta los precios, los nombres y las fotos de las mujeres.
En los siguientes artículos seguiré hablando un poco más sobre el negocio del sexo en Japón. ¡Hasta la próxima!
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