viernes, 14 de septiembre de 2012

Un hueso duro de roer: los kanji (1)

Uno de los aspectos más difíciles de sortear a la hora de acercarse a la cultura japonesa es, sin duda, la escritura. Un cambio radical para todos aquellos que empleamos el alfabeto latino y es que para leer, escribir y, sobretodo, entender a los japoneses deberemos empezar por aprender los silabarios de que consta esta lengua.

El Hiragana, esencia gramatical del japonés que surgió de la simplificación de los, por todos conocidos, kanjis. 46 caracteres que fonéticamente se componen de una consonante y una vocal, una única vocal o una consonante sola en el caso del carácter “n”. Mucho más moderno, el katakana que, siguiendo la misma estructura del hiragana se emplea para palabras extranjeras (básicamente prestamos lingüísticos provenientes del inglés) y onomatopeyas.

Pero, sin duda, la joya de la corona son los kanjis. Principal dolor de cabeza de la gran mayoría de estudiantes de japonés. Se trata de un sistema de escritura ideográfico, la mayor aportación e influencia del chino sobre el japonés. Los kanji, se habían desarrollado hacia más de mil años en china. Así, las muestras más antiguas conocidas figuran en caparazones de tortuga y en fragmentos de hueso que datan de la época de la histórica dinastía Shang (hacia el año 1.700 a.C).

En los siguientes artículos aprenderemos un poco más de los kanjis. ¡No te lo pierdas!

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