Hablar de las artes escénicas en Japón es hablar del teatro Kabuki. Nacido en el siglo XVII, durante el periodo Edo (1603-1868), fue una mujer llamada Okuni la que representó por primera vez este nuevo tipo de teatro y danza a la gente de Kioto. Rápidamente alcanzó una enorme popularidad y se convirtió en una “válvula de escape” para la clase plebeya de Edo (actual Tokio y capital del shogunato Tokugawa), que veía como se les prohibía el acceso al antiguo y minimalista teatro Noh.
El término Kabuki, en japonés significa “disciplina de canto y danza” y aún siendo considerado teatro, comparte algunos aspectos de la ópera y del balet. La palabra Kabuki era utilizada en sus inicios para referirse a representaciones en las que tan solo actuaban mujeres y a menudo, no era sino una tapadera para ejercer la prostitución. La mala fama llegó a oídos del shogunato, quién prohibió en 1629 cualquier representación teatral que incluyera actrices. Sin embargo, el Kabuki resistió el golpe y con un lavado de cara, después de que se prohibiera también participar a los hombres jóvenes, empezó una tradición de teatro masculino adulto que ha llegado a nuestros tiempos. El nuevo Kabuki creció hasta convertirse, en el siglo XVIII, en el teatro de masas de la capital. Sus actores eran reconocidos y encumbrados como estrellas de las artes escenográficas y muchos de ellos quedaron inmortalizados en xilografías y pinturas de la época.
En sus representaciones, uno de los aspectos más destacados es la extraordinaria habilidad y feminidad de los actores para desempeñar papeles femeninos (onnagata). Los escenarios giratorios, la importancia de los músicos, la presencia de un narrador y un vestuario imponente de colores vivos forman también parte de este teatro. Historias de amor, luchas entre clanes samuráis y apariciones de seres del más allá son algunos de los temas más recurrentes del Kabuki, que a menudo se ayuda de un maquillaje especial hecho a base de polvos de arroz para enfatizar las líneas faciales. El uso de máscaras es también muy corriente para representar a los seres sobrenaturales.
En la actualidad, Japón, cuenta con un número reducido de teatros donde se representan obras de Kabuki. El Teatro Nacional, el Kabuki-za y el Shimbashi Embujo , todos ellos en Tokio, son los más conocidos, e incluso permiten asistir a un solo acto ya que la mayoría de las obras llegan a prolongarse hasta las diez horas.
Desde 2005 el teatro kabuki es considerado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco.
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