La llegada ininterrumpida de navieros norte-americanos a finales del siglo XVIII daría pie a la política del sakoku y posteriormente al postulado “reverencia al emperador y expulsión de los extranjeros” conocido como sonnô jôi. Los defensores de esta política veían necesario evitar cualquier tipo de relación con otras potencias mientras Japón fuera débil en materia militar. En este contexto, empezó a surgir un debate urgente sobre si realmente esta tendencia reaccionaria en contra de cualquier país occidental era beneficiosa y se podía mantener a largo plazo. Así, empezaron a surgir los partidarios del kaikoku o de la apertura del país. Dentro del propio bakufu existían algunos hombres fuertes partidarios de la apertura, pero la fuerza de los ideales del sakoku impidieron que sus ideas tuvieran éxito. Durante el siglo XVIII, a partir de la segunda mitad sobretodo, el Pacífico se convertiría en la ruta natural para la expansión americana. El principal objetivo de estos era China, pero Japón se encontraba en medio de la ruta entre Shanghái y San Francisco así que la única solución posible era que el país nipón cediera a colaborar y a negociar.
La primera visita del comodoro Perry y sus “naves negras” se produjo en 1853, cuando entregó una carta procedente del presidente Millard Fillmore. Abe Masahiro, consejero de Estado del bakufu, verá que aceptar las peticiones americanas podría suponer un importante problema, pero al final terminará por ceder trasladando sus inquietudes a los señores feudales (por primera vez). La respuesta no se hizo esperar. 19 de los daimyo estaban a favor de mantener la política del sakoku y 19 más a favor de la apertura, del kaikoku. No había consenso. Dentro del propio gobierno, los daimyo más importantes estaban dispuestos a ceder a las demandas americanas, pero otros como el shogun, Tokugawa Nariaki, se negaron. El 1 de diciembre del mismo año, Masahiro intentaría llegar a un acuerdo pero la intransigencia de Nariaki lo complicaría todo. Finalmente, y de forma unilateral, se acordó llegar a un acuerdo de mínimos con los americanos.
En marzo de 1854 se produjo la segunda visita de Perry con el objetivo de conseguir un trato justo para los náufragos, la apertura de puerto de aprovisionamiento y distintos acuerdos comerciales. La primera petición será fácilmente aceptada, no así las otras dos. Aún así, se firmaría el Tratado de Kanagawa en 1854 que pondría fin al período de aislamiento. Un tratado que dejó contento a los responsables del bakufu ya que, al fin y al cabo, no se había firmado nada en relación a las clausulas comerciales. Después de Kanagawa empezaría una nueva fase en las relaciones con los occidentales. Entre 1854 y 1858 británicos, rusos y holandeses buscarían también su trozo de pastel japonés mientras que dentro del gobierno se irán introduciendo personas con peso dentro de las relaciones exteriores.
En 1857 tendría lugar la negociación de un tratado comercial con Holanda y en octubre se firmará también con Rusia. Hota Masayoshi, sustituto de Abe Masahiro, estará interesado en firmar rápidamente ya que se percató que enseguida llegarían nuevos estados con las mismas intenciones.
Los nuevos acuerdos pondrían un límite en las relaciones exteriores que llegaría a provocar que, poco más tarde, los americanos exigieran un tratado mucho más desigual. Un tratado que terminaría por firmarse el 1858.
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