miércoles, 17 de agosto de 2011

La prueba (2)

Tras haber cenado juntos, la doncella abandonó la habitación y a las doce de la noche regresó vestida completamente de blanco. La mujer y el samurái salieron juntos de la casa y recorrieron las calles de la ciudad y se adentraron en el gran cementerio. La doncella caminaba en primer lugar, guiando al samurái, cuya mano descansaba en la empuñadura de su espada.

Cuando los ojos del enamorado se acostumbraron a la oscuridad pudieron ver a la muchacha cavando en el suelo con una pala. Cavaba con rapidez pero se detuvo al llegar a la tapa de un ataúd. Entonces levantó la tapa y sacó el cadáver de un niño, arrancó un bracito y comenzó a comerlo mientras le ofrecía a su pretendiente el otro: Si me amas, ¡Come lo que yo como!

Sin dudarlo el samurái se sentó al lado de la tumba y comenzó a comer. ¡Exquisito! Por favor, dame un poco más. Llegados a este punto la leyenda pierde el componente terrorífico pues ni la doncella ni el samurái comieron un cadáver pues el niño estaba hecho de delicioso mazapán.

La doncella se regocijó y se lanzó a los pies del samurái: ¡Al fin he encontrado un hombre valiente! Me casaré contigo ya que eres el hombre que siempre he estado buscando. Por fin esta noche te he encontrado.

2 comentarios:

  1. Estava intrigada amb la continuació de la història, però no m'esperava aquest final, jajaja

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  2. Cuendo se olvida o se desconoce lo decente,o no se cuida como la niña de los ojos, entonces es cuando aparecen los monstruos.

    ...Repugnante, bochornoso y triste a la vez.

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