Con el de hoy empiezo un conjunto de artículos, con los qué pretendo aportar un poco de luz a las causas que llevaron a Japón al expansionismo en los mares del sur, en el Sureste Asiático.
Desde que el gobierno Meiji asumió el control del país, algunos políticos ya tenían en mente una estrategia expansionista como única forma de situar Japón dentro de la esfera internacional. Las experiencias en Taiwan y Corea, centradas en repoblar su geografía, servirían de entrenamiento para la gran empresa, la conquista de los mares del sur.
Los territorios del Sureste Asiático eran vistos como una oportunidad única para que el país saliera de una vez por todas de su largo letargo. Por otro lado, algunos emprendedores vieron la posible empresa bélica como una nueva oportunidad económica, un área que esperaba ser explotada a través del comercio y de la industria.
La marina nipona se aprovechó de esta voluntad expansionista para justificar sus intereses y así, poco a poco, se creó la percepción de que esta división militar era la única capaz de llevar a cabo una empresa de tal magnitud, que a su vez pudiera proteger los intereses del país en el Océano Pacífico.
Los esfuerzos de la marina de guerra en la construcción de una ideología de avance hacia el sur y el hecho de reclutar y asistir a civiles fueron premisas proporcionadas por intelectuales de la época, así como de personajes pertenecientes a la élite sofisticada que entendieron el papel preponderante de la opinión pública durante la transición del período Meiji a la democracia Taishô.
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