domingo, 6 de septiembre de 2009

Fin de semana en Tokio

Un fin de semana en Tokio da para mucho. La oferta de ocio en la capital es tan grande, que una persona con tiempo libre tiene hasta dificultades para escoger como pasar el día. Por suerte, en mi caso, ya estaba todo planeado.

La primera de las paradas fue a los jardines de Hama-rikyu, uno de los jardines típicos del shogunato Tokugawa durante la era Edo y que es famoso por sus grandes estanques. La tranquilidad es la máxima de cualquiera de estos emplazamientos naturales y ayuda a relajarse y a escapar del bullicio de las grandes aglomeraciones de gente, luz y ruido. Cuesta de creer que una ciudad tan avanzada e industrializada pueda contener en su interior tal cantidad de zonas verdes, parques y jardines.




Durante la tarde y la noche del sábado, son muchos los japoneses que disfrutan de una de sus grandes pasiones, el karaoke. Ya dediqué un artículo a este “invento japonés” así que no me voy a extender en aspectos formales, mejor dejar paso a la experiencia. Gran parte de este tipo de ocio se concentra en las wakai machi (distritos jóvenes), Shibuya y Shinjuku y cuenta con edificios enteros con infinidad de salas para que los jóvenes nipones demuestren su pericia con el micrófono. Uno paga por horas y le asignan una habitación con una pantalla bien grande de televisión, luces al estilo discoteca para crear ambiente y unas maquina con las que ir seleccionando las canciones. No podía irme de Japón sin probar el karaoke, lastima que no pude hacer fotos de la velada.

El domingo es el día para ir a visitar el parque de Yoyogi. Al lado de una de las zonas más activas de la capital, Harajuku, reúne a todos aquellos que disfrutan paseando con modelos cada cual más extravagante. Los jóvenes nipones se sitúan en el puente enfrente de la entrada de Yoyogi y se ponen a conversar entre ellos, a tomar un tentempié y a esperar que los curiosos se acerquen para pedirles una foto. En esta concentración de japoneses disfrazados uno puede apreciar la existencia de distintos grupos cada uno con sus vestidos y sus colores preestablecidos.




Vídeo

Una vez se es capaz de abandonar ele espectáculo carnavalesco es el momento de adentrarse en el parque. Este ofrece al visitante un paraje sombrío con grandes arboledas y zonas de descanso. Andando por Yoyogi uno se encuentra grandes tori (puertas) que le guían hacia el santuario de Meiji Jingu, un enorme espacio religioso dedicado al emperador Meiji y a su esposa y que a lo largo del año es visitado por gran cantidad de personas, muchas de ellas extranjeras.


2 comentarios:

  1. es increible, kian societat mes diferent, com es comprenen entre ells i s'acepten, pq si per exemple trobem u grup de visuals o vestits aixi come els de la fotu k tas fet xDD k pensaria la gent.

    la iaia dira: això es gent sense ofici no benefici, o: son mala gent, no miris k et kedars cec. XD

    i en canvi per ells nar aixi pel mòn es el mes normal no?

    Apart de l'entrada del parc, hi ha gent per el mig de tokyo vestiada tan estrafarlaria?

    fins la pròxima

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  2. Depen del barri. Yoyogi i aquest pont en concret es on es reuneixen per exhibir-se i deixar fotografiar-se. Gent així no n'he vist pel carrer. si que es veritat que si per exemple vas per Shibuya la gent, els joves sopbretot vesteixen de forma molt estrafalaria. Cabells amb pentinats imposibles, vestis molt atrevits (per les noies, algo impensable a España pero que aquí es la cosa més normal del món.

    Japó no deixa de sorprendre vagis on vagis.

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