En la época anterior a la Restauración Meiji la única semejanza que podía encontrarse con un períodico eran los panfletos que publicaban los extranjeros en diferentes idiomas. Éstos eran usados por el gobierno del bakufu (gobierno militar) como fuente de información del exterior. De este modo, aún estando en contra de la apertura del país, el estado japonés podía mantenerse informado de lo que pasaba en los países occidentales. Las informaciones de estos medios se filtraban y llegaban al ciudadano de a pie, aunque la mayoría de las noticias referentes a los asuntos de estado eran censuradas. El cambio de gobierno y la entrada a la nueva Era Meiji comportó un giro drástico también para los periódicos, a nivell estructural y de contenido. Se adoptó un carácter más pragmático y la tendencia a seguir fue la de un periodismo con fines más sociales.
Aún así, la independencia de estos nuevos medios siempre estuvo en entredicho. Muchos de los periódicos de la época se relacionaban con el gobierno e incluso era habitual que se escribieran noticias en las oficinas gubernamentales.
En otro orden de cosas, el Confucianismo, que siempre estuvo presente a lo largo de la historia de Japón, también influyó en los nuevos medios de comunicación. Las publicaciones tenían una tendencia bastante conservadora, cercana al gobierno, y en sus mensajes se podían leer entre líneas las ideas más importantes del pensamiento llegado a través de la China: el bienestar de la sociedad por encima de cualquier otro asunto.
La importancia de los periódicos empezó a aumentar y se convirtieron rápidamente en indispensables para el nuevo estado meiji. A su vez, se aplicaron medidas a lo largo del país que ayudaron a la difusión de éstos. El caso más paradigmático fue el de Hiroshima, donde se llegaron a distribuir miles de ejemplares de forma gratuita.
De este modo, termino mis artículos sobre la aparición de los medios de comunicación de masas en el país nipón.
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