viernes, 10 de febrero de 2012

Las andanzas del hermano rebelde (1)

De los hijos de Izanami e Izanagi, las dos primeras divinidades que aparecen en los antiguos libros de la formación de Japón (el Kojiki y el Nihonshoki), ya hemos hablado. Las historias sobre Amaterasu (la diosa del Sol) y su hermano rebelde, Susanô, llenan páginas y páginas de las crónicas mitológicas niponas.

La leyenda que presento a continuación tiene como protagonista al impetuoso Susanô. Expulsado del Takamagahara (la tierra de los dioses) debido a su mal comportamiento y a los celos hacia su hermana empezará una nueva vida por las tierras de Izumo (territorio situado al oeste de la gran isla de Honshu).

A partir de aquí, el personaje se distanciará de su tradicional imagen malévola, incluso podría ser merecedor de comparación con cualquiera de los caballeros de la Mesa Redonda. Se desconoce por completo a qué es debido semejante transformación de su personalidad; algunos apuntan que podría ser producto de algún astuto ardid, otros apuestan por un sincero arrepentimiento provocado por la huida de su hermana a la cueva. Más allá de cábalas y conjeturas nos encontraremos delante de un renovado Susanô.

Susanô y la serpiente

Tras descender del Takamagahara, el hermano de Amaterasu llegó al río Hi, en la provincia de Izumo. Allí, llegó hasta sus oídos el sonido de un lamento. Era tan extraño escuchar otro quejido que no fuera el suyo que se decidió a buscar el origen del mismo. Así fue cómo descubrió a un anciano y a una anciana que acariciaban y miraban con ojos llorosos a una joven de la que parecían despedirse por última vez.

¿Por qué se despedían aquellos abuelitos de la joven? ¿Cómo actuará Susanô al descubrirlo? La historia sigue en el próximo artículo. ¡No os la perdáis!

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