miércoles, 5 de septiembre de 2012

La ciudad que nunca duerme: Tokio (1)

Con el de hoy empiezo un seguido de artículos que tienen como denominador común Tokio y sus gentes. Durante estos últimos años, las visitas a la capital del país asiático nunca me han dejado indiferente. Sin duda, profeso gran respeto por una ciudad que, con más de doce millones de habitantes funciona con la precisión del mejor reloj suizo.

De todos modos, y como cualquier capital moderna que se precie, Tokio cuenta con sus propios problemas y el primero de ellos radica en una cuestión de terminología: la pregunta de cómo se denominan a sí mismo los habitantes de esta ciudad puede recibir una respuesta insólita. El gentilicio más parecido a “parisense”, “londinense” o “barcelonés” es Edoko (literalmente niño de Edo). Pero actualmente, las viejas leyes ya no están vigentes y los únicos lazos que siguen manteniéndose vivos son los sentimentales.

La restauración Meiji se inició en 1868 con el cambio de nombre de la capital. Edo (boca de ensenada) pasó a llamarse Tokio (Capital del Este o Capital Oriental), juntamente con el hecho singular del traslado de la antigua capital imperial desde Kioto (Capital del Oeste o Capital Occidental) a la región de Kanto. Durante largos años, todo aquel que descendía de tres generaciones de habitantes de la ciudad podía considerarse Edoko.

Muchas familias remontan sus orígenes a más de una docena de generaciones vinculadas a la ciudad. Pero ¿Qué ocurre con los inmigrantes que han vivido en Tokio sólo durante 50 años? ¿Cómo se denominan a sí mismos? ¿Tokio-jin (persona de Tokio) quizás? En absoluto. En castellano decimos “tokiota”, pero en realidad, en japonés no existe una traducción exacta del gentilicio.

Además está la cuestión de cómo consideran los tokiotas a su propia morada. Los Edoko solían recrearse en la imagen de su propia ciudad como una ruda población militar en la que los constantes incendios a lo largo de su historia se convertían en un lujo estético. De ahí procede el dicho kaji to kenka wa Edo no hana (El fuego y la lucha son consideradas las flores de Edo).

2 comentarios:

  1. Entonces cómo debería llamarles? Edoko u tokiojin? Será que mejor evito el tema con ellos? Gran problema jajaja

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  2. Déniss creo que ellos no tienen esa conciencia del gentilicio. AL menos la nuevas generaciones viven con un anacronismo histórico importante así que eso de Edoko les sonará a "chino" por lo que lo mejor es obviar la cuestión del gentilicio. Con las personas mayores, descendientes de generaciones de tokiotas tengo serias dudas de cual sería la mejor forma de dirigirse a ellas. Un saludo!

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